¿Fue Job una Persona Real o un Personaje Ficticio?

Una pregunta con la que muchos lectores lidian cuando consideran a Job es su historicidad: ¿Es el libro de Job Historia o un cuento? Personalmente, no estoy convencido de que la respuesta a esta pregunta haga mucha diferencia a la interpretación del texto. Sin embargo, mi forma de abordar esta interrogante es adoptar una posición común. En ausencia de pronunciamientos claros por parte de las escrituras o de los líderes de la Iglesia en sentido contrario, acepto el hecho de la existencia de Job. Al mismo tiempo, reconozco que el texto tiene indicios de evidente creación literaria. Tiene, por ejemplo, una estructura definida en tres partes que consta de prólogo en prosa, diálogos poéticos y epílogo en prosa. Así, un marco en prosa encierra los diálogos poéticos. Sus diálogos poéticos centrales, además, se dividen perfectamente en tres ciclos de discursos, alternando entre Job y cada uno de sus tres consoladores. No puedo concebir que estos pasajes largos y formales de la poesía se transcriban textualmente de las conversaciones reales. Son claramente construcciones literarias.

Esto no significa, sin embargo, que Job sea pura ficción. Tanto los marcos narrativos en prosa como los diálogos poéticos pueden basarse en las experiencias reales de un hombre real: un buen hombre que perdió todo, que fue presionado para confesar pecados ocultos pero mantuvo su integridad, imploró a Dios por respuestas y vindicación, y finalmente recibió revelación y prosperidad renovada. Personalmente pienso que el libro mezcla hechos y fábulas. Algunos elementos me parecen fabulosos (por ejemplo, la apuesta entre Dios y Satanás, la duplicación perfectamente simétrica de la riqueza de Job al final). Pero los elementos de la fábula no prueban que todo el texto sea ficticio, al igual que la fama de la obra de Shakespeare no refuta la existencia de un rey real llamado Macbeth. Puede haber mucha más verdad incluso detrás de los textos literarios que los modernos a veces suponen. Durante muchos años los eruditos pensaron que la ciudad de Troya era una ficción y ridiculizaron a Schliemann cuando fue a excavar por la "legendaria" Troya de Homero, hasta que la encontró.1 Necesitamos ser escépticos de nuestro propio escepticismo moderno.
Sin embargo, el libro de Job no hace una firme declaración a su historicidad como la mayoría de los textos bíblicos. Por ejemplo, todo lo que aprendemos de los antecedentes de Job es que proviene de la tierra de Uz, una región de identificación incierta y, en consecuencia, no tiene consecuencias geopolíticas en la narración. Aparentemente no es un israelita sino un extranjero, a Job no se le da una genealogía, lo que causa que el Talmud de Babilonia y más tarde Maimónides especulen que Job es una parábola.2 La tradición parece incierta en cuanto a la relación de Job con los libros históricos; esto se nota por la forma en que se ha agrupado en diferentes épocas con varios libros diferentes del Antiguo Testamento. El libro de Job, sin embargo, siempre ha sido aceptado en el canon.3

Los eruditos modernos clasifican el libro de Job como literatura de sabiduría (o hokmah), de manera conjunta con Proverbios y Eclesiastés en la Biblia, y con Eclesiásticos (como la Sabiduría de Jesús Ben Sirac) en los Apócrifos.4 A diferencia de los textos bíblicos proféticos e históricos, los textos de sabiduría se preocupan poco por la evolución de la historia de un pueblo del convenio en el tiempo que por las verdades intemporales de la relación del individuo con los principios morales y religiosos.La literatura de la sabiduría, además, pertenece a un movimiento internacional. Los sabios egipcios y babilonios también compusieron máximas prudenciales (como Proverbios) y reflexiones escépticas sobre la vida (como Eclesiastés). También existen diálogos babilónicos y egipcios sobre el suicidio y la justicia divina similares a los del libro de Job.5 En resumen, Job no parece reivindicar su historicidad como lo hacen, digamos, los grandes patriarcas o los reyes y los profetas de Israel; además, el texto lleva las señales de un género histórico o tipo literario conocido como literatura de la sabiduría.

Aceptando todas estas razones para ser cautelosos con respecto a la historicidad de Job, todavía no deberíamos descartarlo como algo ficticio. Porque recordamos que a Job se lo menciona tres veces en otras escrituras: primero en el Antiguo Testamento (veáse Ezequiel 14:14), luego en el Nuevo Testamento (veáse Santiago 5:11) y por último en Doctrina y Convenios (veáse D y C 121: 10). (No se menciona a Job en el Libro de Mormón o en la Perla de gran precio).

Las referencias extratextuales que aparecen en las Escrituras, debe ser notadas ya que subrayan los siguientes detalles específicos del texto: que Job era justo (ver Ezequiel 14:14); que Job fue "paciente", lo que podría traducirse mejor como "firme" (véase Santiago 5:11); y que Job sufrió y fue acusado por sus malas amistades (véase D. y C. 121: 10). Ninguna de estas alusiones garantiza absolutamente la historicidad de todos los detalles del texto; ninguno, por ejemplo, hace referencia a una apuesta con el Adversario (Satanás). Ni siquiera necesariamente confirman la existencia histórica de Job, porque en principio es posible aludir a la paciencia o los sufrimientos de Job sin que él sea un personaje real, al igual que la belleza de Adonis o la agonía del Rey Lear.6 Sin embargo, estas referencias extratextuales a Job deberían hacer que los Santos de los Últimos Días basicamente vacilen a descartar la noción de un Job histórico. Le dan credibilidad adicional a la existencia de Job y a los hechos esenciales de su historia. De la misma manera, hacen la mayoría de las alusiones a Job por los líderes de la Iglesia, según Keith H. Meservy.7 Sin embargo todavía concediendo esto, aún se necesita un elemento de cautelosa restricción para extender esta conclusión a todo el libro de Job.

El Diccionario Bíblico SUD me parece proporcionar exactamente el enfoque correcto en el libro de Job al permanecer en silencio sobre cuestiones históricas, al ignorar por completo el prólogo y el epílogo en prosa, y al concentrarse en las preguntas profundas planteadas y las respuestas proporcionadas en los diálogos poéticos centrales . Tal vez el Diccionario de la Biblia también debería guiar nuestra atención, que tal vez durante demasiado tiempo hemos estado ocupados con la historicidad del texto más que con la mayor interrogante de su significado.

Notas: 

1.- Para un muy legible, relato popular de la biografía de Schliemann, Véase C. W. Ceram’s Gods, Graves, and Scholars, trans. E. B. Garside and Sophie Wilkins, rev. 2nd ed. (New York: Bantam Books, 1967), 30–67.
2.- E. Dhorme, A Commentary on the Book of Job, trans. Harold Knight (London: Thomas Nelson & Sons, 1926; Trans. & Rpt. 1967), xv.
3.- Dhorne, Commentary, vii–xii.
4.- Bernhard Anderson, Understanding the Old Testament, 2nd ed. (Englewood Cliffs: Prentice-Hall, 1966), 487–521.
5.- Véase, por ejemplo, “Dispute over Suicide” [Egyptian], y “I Will Praise the Lord of Wisdom” y “A Dialogue about Human Misery” [Babylonian] en J. B. Pritchard’s standard collection, Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament, 2nd ed. (Princeton: Princeton University Press, 1955).
[6] No estoy de acuerdo con Keith Meservy en que una alusión del Señor a un Job ficticio constituiría una burla cruel del sufrimiento no ficcional de José. El propósito del Señor aquí es simplemente recordarle a José que las cosas podrían ser peores, no probar la existencia de Job (véase Keith Meservy, "Job: 'Sin embargo, confiaré en Él'", Sexto Simposio Anual de Sperry, enero de 1978).(Véase Keith Meservy, “Job: ‘Yet Will I Trust in Him,’” Sixth Annual Sperry Symposium, January 1978).
[7] Meservy, “Job,” 29.


Fuente: Artículo originalmente escrito por John S. Tanner quien fue vicepresidente académico de la Universidad Brigham Young cuando se publicó este artículo. Publicado en rsc.byu.edu, titulado “Hast Thou Considered My Servant Job?”. Traducido al español por Dastin Cruz para MormonesSud.org

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

@mormonorg