La Luz de Cristo se refiere al poder espiritual que emana de Dios para llenar la inmensidad del espacio e ilumina a todo hombre, mujer y niño. Otros términos utilizados a veces para referirse a este mismo fenómeno son el Espíritu Santo, el "Espíritu del Señor" y el "Espíritu de verdad", pero es diferente del Espíritu Santo. Las escrituras no siempre son precisas en el uso de dicha terminología, y se han hecho varios intentos para describir los distintos aspectos de esta importante manifestación de la bondad y de la existencia de Dios.
Jesucristo es la luz y la vida del mundo (Juan 8:12 ; 3 Nefi 15: 9 ). Esta luz se describe en Doctrina y Convenios como "la misma luz que vivifica vuestro entendimiento, la cual procede de la presencia de Dios para llenar la inmensidad del espacio, la luz que existe en todas las cosas, que da vida a todas las cosas, que es la ley por la cual se gobiernan todas las cosas, sí, el poder de Dios que se sienta sobre su trono, que existe en el seno de la eternidad, que está en medio de todas las cosas."( D. y C. 88: 11-13 ). BH Roberts, un setenta, interpretó que esto significa que la Luz de Cristo es un poder creativo, un poder gobernante, un poder dador de vida y un "poder inspirador de inteligencia" (Roberts, 2: 7-8).
Esta luz se manifiesta de diferentes maneras y grados. En su "existencia menos refinada", escribió Parley P. Pratt, es visible como la luz del sol. También es la refinada "luz intelectual de nuestros órganos internos y espirituales, por medio de la cual razonamos, discernimos, juzgamos, comparamos, comprendemos y recordamos temas que están a nuestro alcance". Se revela como el instinto en los animales, la razón en el hombre y la visión en los profetas (página 25).
John A. Widtsoe dio esta descripción general de la emanación del poder de Dios: "Dios es un ser personal con cuerpo, un cuerpo limitado en extensión. Él no puede, por lo tanto, en un momento dado estar personalmente en todas partes ... Por su poder, su voluntad y su palabra, [él] está presente en todas partes ... El Espíritu Santo esta presente en todas las cosas del universo, material y espiritual "(Widtsoe, pp. 68-69).
Como Dios posee la plenitud de este poder y el hombre solo una pequeña porción, se convierte en un objetivo recibir más de esta luz para los Santos de los Últimos Días, que para los fieles crece "más y más resplandeciente hasta el día perfecto" (D. y C. 50:24) Inicialmente, este "Espíritu ilumina a todo hombre que viene al mundo" (D. y C. 84:46, Véase también Juan 1: 9, Mor. 7:16 ). Facultad a todas las personas con un discernimiento básico del bien y del mal, que a menudo los Santos de los Últimos Días equiparan con la conciencia. Al escuchar los impresiones del Espíritu, uno es guiado a través de la fe y el bautismo a una bendición espiritual superior llamada el don del Espíritu Santo, "una investidura cada vez mayor del mismo Espíritu que ilumina a todo hombre que viene al mundo" (CWJD 23: 350). La progresión continua eventualmente conducirá a la plenitud del Espíritu o a la glorificación en el Reino Celestial.
Bibliografía
Pratt, Parley P. Key to the Science of Theology. Salt Lake City, 1979.
Roberts, B. H. Seventy's Course in Theology, 5 vols. Salt Lake City, 1907-1912; Vol. 3 on the doctrine of deity and Vol. 5 on divine immanence.
Smith, Joseph Fielding. DS, Vol. 1, pp. 49-54.
Widtsoe, John A. A Rational Theology. Salt Lake City, 1915.
C. KENT DUNFORD
Fuente: Enciclopedia del Mormonismo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario