Enciclopedia del Mormonismo: Ángeles

Traducido por Dastin Cruz

Los Santos de los Últimos Días aceptan la realidad de los ángeles como mensajeros del Señor. Los ángeles se mencionan en El Antiguo y Nuevo Testamento, en el Libro de Mormón, en Doctrina y Convenios y en La Perla de Gran Precio y ocupan un lugar prominente en la historia temprana de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Los ángeles son de distintas clases y llevan a cabo una variedad de funciones para establecer la obra del Señor en la tierra.

El escepticismo de la edad moderna ha tendido a disminuir la creencia en los ángeles. Sin embargo, Jesucristo frecuentemente habló de los ángeles, tanto literal como figuradamente. Cuando los discípulos de Jesús le pidieron “Explícanos la parábola de la cizaña del campo”, respondió: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; y el campo es el mundo... y los segadores son los ángeles” (Mateo 13: 36-39). Los ángeles son seres reales que participan en muchos hechos relatados en las escrituras (por ejemplo, Lucas 1:13, 19; 2:9; Juan 20:12, etc.). Ellos existen como parte de “toda familia en el cielo” (Ef. 3:15). Todas las personas, incluyendo a los ángeles, son descendientes de Dios.

En apariencia, los ángeles son como los seres humanos. Por supuesto, no tienen las alas como muchos artistas muestran simbólicamente (EPJS, p. 188). En cuanto a los dos ángeles que visitaron la casa de Lot en Sodoma, los residentes locales preguntaron, “¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche?” (Génesis 19: 1, 5, énfasis añadido). Daniel describió que el ángel Gabriel tenía “la apariencia de un hombre” (Daniel 8:15). En el sepulcro del Salvador resucitado “el ángel del Señor descendió del cielo” (Mat. 28:2) como “un hombre joven... cubierto de una larga ropa blanca” (Marcos 16: 5). Una descripción bastante detallada de un ángel fue dado por José Smith al registrar la visita del ángel Moroni (JS-H 1: 30-33, 43).

Los ángeles que visitan esta tierra son personas que han sido asignados como mensajeros a esta tierra: “No hay ángeles que ministran a esta tierra sino los que pertenecen o han pertenecido a ella” (D. y C. 130: 5).

Hay varios tipos y clases de seres, en varias etapas de progresión, a quienes el Señor ha utilizado como ángeles en diferentes circunstancias. Una clase de angel es un hijo espiritual del Padre Eterno que aún no ha nacido en la tierra, pero está destinado a la mortalidad terrenal. Tal es probablemente el tipo de ángel que se apareció a Adán (Moisés 5: 6-8).

En los primeros días del mundo mortal, muchas personas justas fueron tomadas de la tierra, o trasladadas (Véase Seres trasladados). Enoc y su pueblo (Moisés 7: 18-21, 31, 63, 69; Heb. 11: 5), Moisés (Alma 45:19), y Elías (2 Reyes 2: 11-12), todos ellos fueron trasladados. El profeta José Smith enseñó que los seres trasladados “están señalados para misiones futuras” (EPJS, p. 230), y por lo tanto pueden ser ángeles ministrantes.

Otra clase de ángel puede ser un individuo que completó su existencia mortal, pero cuyas obras continúan en el mundo de los espíritus mientras espera la resurrección del cuerpo. A estos se les conoce como “los espíritus de los justos hechos perfectos” (Heb. 12: 22-23; D. y C. 76:69; EPJS, p 400.). “¿No son todos espíritus ministrantes, enviados para servir a favor de los que serán herederos de la salvación?” (Heb 1: 13-14).

Desde la resurrección de Jesucristo, algunos ángeles han sido “personajes resucitados, que tienen cuerpos de carne y huesos” (D. y C. 129:1). El profeta José Smith senaló que los ángeles resucitados han avanzado más en luz y gloria que los espíritus (EPJS, p. 401). Tales son los seres que han sido fundamentales en la restauración del evangelio en la dispensación del cumplimiento de los tiempos. Fue sobre esta clase de ángel que Juan escribió: “Y vi otro ángel volar por en medio del cielo, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua, y pueblo “(Apocalipsis 14: 6). Elías, Moisés, Elías, Moroni, Juan el Bautista, Pedro y Santiago son ejemplos de ángeles resucitados que ministraron al profeta José Smith.

De acuerdo a la profecía de Juan en Apocalipsis 14:6, la plenitud del Evangelio, en palabra y poder, ha sido restaurado en la tierra a través de la ministración de ángeles. El ángel Moroni, un ser resucitado, reveló el registro del Libro de Mormón, que contiene la plenitud del Evangelio de Jesucristo (D. y C. 20:8-11; Véase Moroni, Visitas de). Más tarde, a quien se le llamó Juan el Bautista en el Nuevo Testamento, ahora también un ser resucitado, vino como un ángel y restauró el Sacerdocio Aarónico a José Smith y Oliver Cowdery el 15 de mayo de 1829 (D. y C. 13; JS-H 1: 68- 72; véase el Sacerdocio Aarónico: Restauración). Del mismo modo, Pedro, Santiago y Juan, como mensajeros encarnados en ángeles de Dios, restauraron el Sacerdocio de Melquisedec (D. y C. 27: 12-13; ver Sacerdocio de Melquisedec: Restauración del Sacerdocio de Melquisedec). Moisés, Elías y Elías el profeta aparecieron como ángeles y entregaron una vez más las “llaves del recogimiento de Israel”, la “dispensación del evangelio de Abraham” (incluyendo el matrimonio celestial o patriarcal), y las llaves de los poderes de sellamiento para “volver el corazón de los padres hacia los hijos, y los hijos a los padres “(D. y C. 110: 11-16).

Otros “diversos ángeles” han venido a entregar las llaves, el poder, el sacerdocio, y la gloria (D. y C. 128: 18-21); para enseñar (2 Ne. 10:3; Mosíah 3: 2-3; Apocalipsis 1: 1), guiar, e inspirar (Rev. 5:11); y para hacer que el evangelio funcione en la vida de hombres y mujeres. Sin embargo, la obra de los ángeles de la restauración no está completa, y las escrituras indican que aún habrá otras administraciones angelicales antes de que “la hora del juicio [de Dios] venga” (D. y C. 88:103-104; 133:36).

Los mensajeros angelicales traen el conocimiento, el sacerdocio, el consuelo, y las promesas de Dios a los mortales. Sin embargo, cuando se transmite el sacerdocio o sus llaves, el ángel ministrante posee un cuerpo de carne y huesos, ya sea por resurrección o traslación. Los espíritus pueden transmitir información, pero no pueden conferir el sacerdocio a los seres mortales, porque los espíritus no imponen las manos sobre los mortales (Véase D. y C. 129).

El Señor mismo puede también a veces ser llamado un ángel, ya que el término significa “mensajero.” Él es el “mensajero de la salvación” (D. y C. 93:8), y el “mensajero del convenio” (Mal. 3: 1), y es el “Ángel que me redime” de quien Jacob habló en Génesis 48: 15- 16.

Algunos de los hijos espirituales del Padre “no guardaron su primer estado” (Judas 1:6; D. y C. 29:36-38; Apocalipsis 12:3-9), y, como Pedro explicó, “Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que, habiéndolos arrojado al infierno” (2 Pedro 2: 4.). Estos son los ángeles del diablo. Por lo tanto, Satanás y quienes eligieron seguirlo a veces son llamados ángeles (2 Corintios 11:14-15; 2 Ne 2:17; véase también el primer estado; Guerra en el Cielo.).

Un uso diferente del término “ángel” se aplica a aquellos que, debido a que no han obedecido los principios del nuevo y sempiterno convenio del matrimonio, no califican para la exaltación sino que permanecen separada y solitariamente como ángeles ministrantes sin exaltación, en su condición de salvación por toda la eternidad (D. y C. 132: 16-17).

Bibliografía

McConkie, Bruce R. Mormon Doctrine. Salt Lake City, 1966.
McConkie, Oscar W. Angels. Salt Lake City, Utah, 1975.
Pratt, Parley P. "Angels and Spirits." In Key to the Science of Theology, 10th ed., pp. 112-19. Salt Lake City, 1973.
OSCAR W. MCCONKIE



Fuente: Enciclopedia del Mormonismo

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