La Salvación por la Gracia

Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de Santos de los Ultimos Días a menudo somos criticados por nuestras pretendidas creencias con respecto al tema de la salvación .

Lo siguiente es mi explicación sobre la doctrina SUD y su relación a la Biblia, mostrando que nuestra perspectiva se puede describir bien como una restauración del Evangelio antes que una innovación.

Lo siguiente pues es en gran parte una respuesta a la teología protestante que he encontrado de amigos, vecinos, contactos con ministros, y con tele evangelistas. Algunos de mis comentarios son una respuesta a sistemas cada vez más populares que se pueden llamar “ non-lordship theology” o teología sin señoría que enseña que la salvación viene de la mera creencia intelectual sola sin arrepentimiento, sin compromiso, o aceptando completamente a Cristo como Señor, y una vez que una persona acepta mentalmente a Cristo, esa persona es salva incluso si ellos después rechazan a Cristo y se alejan de Dios. Es preferible la doctrina “lord-ship theology” o teología de la "salvación con señoría", tal y como es expuesta por John MacArthur en “El Evangelio según los Apóstoles”, Nashville: Word Publishing , 1993 (ver también El Evangelio según Jesús). Su sistema enseña que el arrepentimiento, el bautismo, y la obediencia son partes esenciales de la salvación por fe, aunque él discute que no son expresiones inevitables de esa fe y algo requerido para la salvación, desde que la salvación es enteramente de Dios e independiente de ninguna acción humana.

Los Santos del los Ultimos Días concuerdan que la fe verdadera nos lleva a Cristo y nos guía a guardar Sus mandamientos. ¿Pero esto es un proceso automático que no requiere nada de nosotros, y que Dios hace todo? Disiento de la noción que la salvación no requiere nada de nosotros, como si nosotros no pudieramos escoger creer en Dios ni que no podamos hacer nada para aceptar (ni rechazar) el regalo de la salvación..... Coloquemos primero la base de una comprensión Bíblica de estos asuntos.

Cuando comparto mis opiniones con otros cristianos que no son SUD, me asombro de los errores que se han esparcido acerca de esta Iglesia. Muchos ministros enseñan públicamente que los SUD no son cristianos. ¿La razón? Porque, según ellos, pensamos que llegamos al cielo guardando los mandamientos, por nuestras obras y no por la gracia de Cristo. Aún los que saben que adoramos a Cristo y reverenciamos su palabra a veces reclaman que nosotros no somos cristianos porque ellos dicen que veneramos a un Cristo diferente al de la Biblia o que pensamos que somos salvos por nuestras obras y llegaremos a ser Dios.

Entre todos los engaños y ataques sórdidos en la literatura antimormona , quizás el reclamo más común está en nuestras opiniones - o en tergiversaciones de nuestras opiniones - acerca de la gracia y las obras. En un diario local de la ciudad de Appleton , Wisconsin, vi una vez una carta enviada al editor reclamando que los Mormones no son cristianos porque piensan que es necesario guardar los mandamientos. El artículo citó a Brigham Young que dice algo que sonó al Tercer Artículo de la Fe: "Creemos que por la Expiación de Cristo, toda humanidad se puede salvar, por la obediencia a las leyes y ordenanzas del Evangelio." El escritor, un ministro, sorprendido, se preguntaba cómo los Mormones podrían llamarse a sí mismos cristianos si ellos creen que es necesario obedecer los mandamientos.

La Expiación de Cristo y la gracia que él nos ofrece son quizás la cosa más importante que podríamos saber jamás. Es el centro del Evangelio, de nuestra religión, y debe estar en el centro de nuestras vidas. Debemos saber igualmente cómo El nos ofrece la riqueza de su gracia, y de lo que debemos hacer para aceptar y tomar parte de esa gracia. Las mentiras y confusión ensombrece mucha de la teología popular de hoy, una confusión que también ensombrece tristemente el pensamiento de algunos Santos de los Ultimos Días.

Mi intención es utilizar las escrituras para clarificar la relación entre la gracia, las obras y la salvación. Pienso mostrar que las enseñanzas de la Biblia concuerdan precisamente con las enseñanzas del Libro de Mormón y con las doctrinas de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días. Expondré también las dos equivocaciones mayores que llevan a mucha confusión y error.


La primera equivocació
n, que por ignorancia ha sido enseñada por unos pocos bienintencionados SUD, es que ganamos nuestra entrada al cielo por guardar los mandamientos. Eso es absolutamente falso, y espero que tal fraseología y doctrina nunca se escuchen de nuestros labios. Como veremos en un momento, es completamente contradictorio con las escrituras y con todo lo que es enseñado por la Iglesia. Sin la gracia de Cristo, nada de lo que hagamos en esta vida tendría algún valor eterno. Toda la obediencia en el mundo no puede limpiar a uno del pecado ni conquistar la muerte - sólo la gracia de Cristo nos da tal esperanza.

La segunda equivocación, una que ha llegado a ser sorprendentemente común entre las iglesias cristianas, es que somos salvos por la gracia sin ningún esfuerzo de nuestra parte, una vez que nosotros somos salvos tenemos garantizada la salvación sin necesidad de guardar los mandamientos de Cristo. Ahora el significado de esta frase, "guardar los mandamientos," es que nosotros nos esforzamos por obedecer y seguir a Cristo, y no que debemos cumplir cada uno perfectamente, porque ninguno puede hacer eso. Pero Cristo nos pide que lo sigamos con todo nuestro corazón, y nosotros hacemos todo el esfuerzo por obedecerlo y honorarlo. Nuestro fracaso en ser perfectos es compuesto por Su gracia, Su gracia es suficiente para cubrir nuestras fallas y las imperfecciones si nosotros nos esforzamos sinceramente en aceptarlo.

Muchas enseñanzas populares acerca de la gracia y obras derivan de Martín Lutero esta es la enseñanza de la justificación por la fe sola (o sola fide en latín), la idea de que nada de lo que podemos hacer tiene algún impacto en nuestra relación eterna con Cristo. Esta doctrina, que es opinión de Lutero, es que el humano es libre y predestinado, se discute en más detalle en una sección separada abajo en esta página. Por ahora, me permito señalar que la salvación por "la fe sola" o "sola fide" no es una doctrina bíblica. Tal terminología ocurre sólo una vez en la Biblia, en un verso que muchos protestantes no pueden oír muy a menudo sobre el púlpito, ese verso, Santiago 2:24, enseña explícitamente que la fe sola no es suficiente para la salvación:"Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.."

Esto es lo que la Biblia enseña: la salvación por "la fe sola" contradice explícitamente y directamente al Nuevo testamento, que dice que esa salvación no es por fe solamente. La fe sin obras está muerta (Santiago 2:17), y si muerta, claramente entonces no es suficiente para la salvación.

Aún más, como deseo demostrar en la revisión de enseñanzas Bíblicas abajo, la doctrina de la salvación por la fe sola sin ningún requisito de obediencia no es sinceramente coherente con las enseñanzas Bíblicas de la salvación, en el juicio, el libre albedrío, y la relación entre la fe, y las obras. Mi intención, sin embargo, no es criticar ni al protestantismo, ni a Martin Lutero, un gran líder cristiano pero falible . Mi deseo aquí es clarificar la verdad acerca de la salvación y la gracia.
La verdad es que somos salvos por la gracia de Cristo que es ofrecida a nosotros por un convenio, un contrato de 2 sentidos: si aceptamos a Cristo y hacemos nuestra parte, siguiéndolo y obedeciéndolo, entonces Cristo hace todo lo demás, nos perdona, nos limpian, nos cura, dándonos el poder de regresar a la presencia del Padre - no porque nosotros lo hayamos ganamos, sino porque aceptamos los términos sobre los que él ofrece su gracia y misericordia infinita. Aún en los días de Moisés, el Señor proclamó que Dios "[hace] misericordia a los que [le] aman y guardan [sus] mandamientos" (Deut. 5:10), este es un principio que no ha cambiado.

La misericordia o la gracia se nos ofrece mediante un convenio de 2 sentidos con Cristo esto está implicado en el Tercer Artículo de Fe SUD (citado arriba), y en la enseñanza del profeta Nefi que escribió en 2 Nefi 25: 23 “Porque nosotros trabajamos diligentemente para escribir, a fin de persuadir a nuestros hijos, así como a nuestros hermanos, a creer en Cristo y a reconciliarse con Dios; pues sabemos que es por la gracia por la que nos salvamos, después de hacer cuanto podamos" Samuel el Lamanita, un profeta que vivió antes del nacimiento de Cristo, dijo (Helaman 14:13) : “Y si creéis en su nombre, os arrepentiréis de todos vuestros pecados, para que de ese modo logréis una remisión de ellos por medio de los méritos de él.”

Moroni hace una declaración semejante en Moroni 10:32: “Sí, venid a Cristo, y perfeccionaos en él, y absteneos de toda impiedad, y si os abstenéis de toda impiedad, y amáis a Dios con toda vuestra alma, mente y fuerza, entonces su gracia os es suficiente, para que por su gracia seáis perfectos en Cristo; y si por la gracia de Dios sois perfectos en Cristo, de ningún modo podréis negar el poder de Dios.”

En Alma 12:33-34 el profeta Alma explica los principios de la salvación: “Pero Dios llamó a los hombres, en el nombre de su Hijo (pues éste era el plan de redención que se estableció), diciendo: Si os arrepentís y no endurecéis vuestros corazones, entonces tendré misericordia de vosotros por medio de mi Hijo Unigénito; por tanto, el que se arrepienta, y no endurezca su corazón, tendrá derecho a reclamar la misericordia, por medio de mi Hijo Unigénito, para la remisión de sus pecados; y ellos entrarán en mi descanso

Unos pocos capítulos más tarde, Aaron le enseña a un converso que nosotros no podemos ganar nuestra vía al cielo en Alma 22:14: “Y en vista de que el hombre había caído, éste no podía merecer nada de sí mismo; mas los padecimientos y muerte de Cristo expían sus pecados mediante la fe y el arrepentimiento, etcétera...”

La misericordia y el perdón de Dios son un obsequio, pero deben encontrar condiciones que Dios ha dado para recibir ese obsequio. Debemos arrepentirnos y debemos seguir humildemente a Cristo. Otro profeta del Libro de Mormón , Lehi, explicó la naturaleza de la gracia y la misericordia en uno de los capítulos más profundos y poderosos en toda escritura, capítulo 2 de Nefi 2, versos 5-8: “.... Y por la ley ninguna carne se justifica, o sea, por la ley los hombres son desarraigados. Sí, por la ley temporal fueron desterrados; y también por la ley espiritual perecen en cuanto a lo que es bueno, y llegan a ser desdichados para siempre. Por tanto, la redención viene en el Santo Mesías y por medio de él, porque él es lleno de gracia y de verdad. He aquí, él se ofrece a sí mismo en sacrificio por el pecado, para satisfacer las demandas de la ley, por todos los de corazón quebrantado y de espíritu contrito; y por nadie más se pueden satisfacer las demandas de la ley. Por lo tanto, cuán grande es la importancia de dar a conocer estas cosas a los habitantes de la tierra, para que sepan que ninguna carne puede morar en la presencia de Dios, sino por medio de los méritos, y misericordia, y gracia del Santo Mesías, quien da su vida, según la carne, y la vuelve a tomar por el poder del Espíritu, para efectuar la resurrección de los muertos, siendo el primero que ha de resucitar”

Entonces, siguiendo un discurso brillante e inspirado en la relación entre la oposición, el albedrío, y la Caída del hombre - un discurso que resuelve muchos de los enigmas filosóficos que han dejado perplejos a filósofos y a teólogos por siglos, Lehi muestra cómo la Expiación de Cristo nos ofrece la libertad verdadera, la libertad verdadera al elegir entre la vida o la muerte eternas. Empezando en el verso 28, él concluye instando a sus hijos y a nosotros a elegir a Cristo:
Y ahora bien, hijos míos, quisiera que confiaseis en el gran Mediador y que escuchaseis sus grandes mandamientos; y sed fieles a sus palabras y escoged la vida eterna, según la voluntad de su Santo Espíritu

Y a su hijo Jacob, Lehi dijo:"Por tanto, yo sé que tú estás redimido a causa de la justicia de tu Redentor”(2 Nefi 2:3), Indicando claramente que la salvación viene por la gracia de Cristo y no por nuestra rectitud. Más tarde, alrededor de 550 aC, el hijo de Lehi, Nefi, también un profeta, nos da instrucciones más específicas sobre lo que debemos hacer para tomar parte de esta gracia de Cristo (2 Nefi 31: 19.20) :Y ahora bien, amados hermanos míos, después de haber entrado en esta estrecha y angosta senda, quisiera preguntar si ya quedó hecho todo. He aquí, os digo que no; porque no habéis llegado hasta aquí sino por la palabra de Cristo, con fe inquebrantable en él, confiando íntegramente en los méritos de aquel que es poderoso para salvar. Por tanto, debéis seguir adelante con firmeza en Cristo, teniendo un fulgor perfecto de esperanza y amor por Dios y por todos los hombres. Por tanto, si marcháis adelante, deleitándoos en la palabra de Cristo, y perseveráis hasta el fin, he aquí, así dice el Padre: Tendréis la vida eterna.”

Un pasaje relacionado de gran belleza y claridad está en Mosiah 4:1-12 del Discurso de Despedida del Rey Benjamin. Unos pocos versos claves siguen:

"Y se habían visto a sí mismos en su propio estado carnal, aún menos que el polvo de la tierra. Y todos a una voz clamaron, diciendo: ¡Oh, ten misericordia, y aplica la sangre expiatoria de Cristo para que recibamos el perdón de nuestros pecados, y sean purificados nuestros corazones; porque creemos en Jesucristo, el Hijo de Dios, que creó el cielo y la tierra y todas las cosas; el cual bajará entre los hijos de los hombres!Y aconteció que después de que hubieron hablado estas palabras, el Espíritu del Señor descendió sobre ellos, y fueron llenos de gozo, habiendo recibido la remisión de sus pecados, y teniendo paz de conciencia a causa de la gran fe que tenían en Jesucristo que había de venir, según las palabras que el rey Benjamín les había hablado. Y el rey Benjamín abrió otra vez su boca y empezó a hablarles, diciendo: Mis amigos y hermanos, parentela y pueblo mío, quisiera otra vez llamaros la atención, para que podáis oír y entender el resto de las palabras que os hable.—os digo que si habéis llegado al conocimiento de la bondad de Dios, y de su incomparable poder, y su sabiduría, su paciencia y su longanimidad para con los hijos de los hombres; y también la expiación que ha sido preparada desde la fundación del mundo, a fin de que por ese medio llegara la salvación a aquel que pusiera su confianza en el Señor y fuera diligente en guardar sus mandamientos, y perseverara en la fe hasta el fin de su vida, quiero decir la vida del cuerpo mortal—, digo que éste es el hombre que recibe la salvación, por medio de la expiación que fue preparada desde la fundación del mundo para todo el género humano que ha existido desde la caída de Adán, o que existe, o que existirá jamás hasta el fin del mundo. Y éste es el medio por el cual viene la salvación. ... Y además, creed que debéis arrepentiros de vuestros pecados, y abandonarlos, y humillaros ante Dios, y pedid con sinceridad de corazón que él os perdone; y ahora bien, si creéis todas estas cosas, mirad que las hagáis.Y otra vez os digo, según dije antes, que así como habéis llegado al conocimiento de la gloria de Dios, o si habéis sabido de su bondad, y probado su amor, y habéis recibido la remisión de vuestros pecados, lo que ocasiona tan inmenso gozo en vuestras almas, así quisiera que recordaseis y retuvieseis siempre en vuestra memoria la grandeza de Dios, y vuestra propia nulidad, y su bondad y longanimidad para con vosotros, indignas criaturas, y os humillaseis aun en las profundidades de la humildad, invocando el nombre del Señor diariamente, y permaneciendo firmes en la fe de lo que está por venir, que fue anunciado por boca del ángel.Y he aquí, os digo que si hacéis esto, siempre os regocijaréis, y seréis llenos del amor de Dios y siempre retendréis la remisión de vuestros pecados; y aumentaréis en el conocimiento de la gloria de aquel que os creó, o sea, en el conocimiento de lo que es justo y verdadero."

Esta doctrina es clara, poderosa, y hermosa, y es la doctrina central de la Iglesia, por la que somos llamados no-cristianos por nuestros enemigos e incluso por personas sinceras y bienintencionadas, pero personas que han sido engañadas por falsas doctrinas de hombres.

Estas doctrinas falsas enseñan que una vez que nosotros aceptamos a Cristo en el corazón, somos salvos - garantizado, con ningún riesgo de caer jamás. Algunos enseñan que nosotros no necesitamos esforzarnos realmente a obedecer los mandamientos de Dios por ser nuestro llamamiento y elección seguros. Algunos de estos falsos profetas , que han torcido y mutilado la palabra de Dios, enseñan la doctrina dudosa de "una vez salvo, siempre salvo," incluso si cometamos asesinato y luchamos contra Cristo. Ellos calman a las personas en unaseguridad falsa, diciéndoles que ellos son salvos y que ningún esfuerzo adicional de su parte es necesario. Como veremos en un momento, esto es distante de las enseñanzas básicas de Cristo.


Afortunadamente, muchos ministros cristianos enseñan la importancia de obedecer a Dios y crecer por la diligencia y la obediencia. Y mejor todavía, la conducta de muchos cristianos supera la teología que a ellos se les enseñan a veces, para muchos de estos cristianos - cristianos verdaderos - demuestran con sus frutos que ellos procuran seguir seriamente a Cristo con todo su corazón y fuerza, que ellos desean obedecerlo y perseverar hasta el fin. Antes que dormirse en sus laureles celestiales, ellos muestran que están preparados para sacrificar todo y seguirlo.

Desafortunadamente, muchos miembros de la Iglesia fallan al apreciar la fuerza de la posición SUD, una posición que concuerda perfectamente con las enseñanzas de la Biblia. Demasiados de nosotros estamos desprevenidos al responder a preguntas bíblicas de otras fe. Temo que nosotros no hayamos sido suficiente claros en nuestro estudio y enseñanza de las escrituras.

Ahora vayamos a la Biblia para ayudarnos a entender lo que enseña realmente acerca de la gracia y la salvación.

Desde el principio Dios ha tratado con los hombres, El nos ha ofrecido bendiciones a nosotros por medio de convenios o pactos . El nos ofrece su misericordia, su protección, su ayuda, si nosotros simplemente lo seguimos. Eso no quiere decir que nosotros no debemos hacer nada, sino que él escoge bendecirnos si hacemos lo que él requiere. Considere las palabras de Dios en Exodo 20:6, donde Dios explica que él ofrece "la misericordia a millares a quienes me adoran, y guardan mis mandamientos." ¿Ha cambiado ese concepto? ¿Fue revocado por Cristo? Absolutamente no. Como veremos abajo, Dios continúa ofreciendo su gracia y la misericordia a quienes lo adoran y guardan sus mandamientos. La naturaleza del convenio de Dios cuando trata con el hombre debe ser tenido presente por nosotros ahora que consideramos el asunto de la gracia y obras.

Para empezar está un pasaje hermoso y poderoso que encontramos en 2 Pedro 1:3-10
"Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina,habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad;a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás"

Este pasaje no es una excepción - sus enseñanzas resuenan a través de la Biblia. Escuche estas palabras:

(En el verso 3) por el poder de Cristo, se nos son dadas todas las cosas que pertenecen a la piedad, que han sido llamadas a la gloria, y en el verso 4, leemos que por estas cosas nosotros podemos llegar a ser participantes de la naturaleza divina - llegando a ser como el Señor - un estado que llamamos la vida o la exaltación eternas. Para lograr esto, Pedro nos enseña que lo que ese crecimiento requiere, dándonos una lista de atributos para lograrlo paso a paso, "poniendo toda diligencia." ¡No es automático! Esos que no hacen esto pueden caer - llegando a ser como si sus pecados nunca se hubieran purgado. En el verso 10, él implora que lo hagamos:
Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.” Sí, podemos caer (ver también 2 Cor. 10:12), sino ponemos toda diligencia y perseveramos hasta el fin para hacer nuestro llamamiento y elección seguras. Sorprendentemente claro.

Este pasaje tiene insinuaciones muy sagradas. Explica por qué nosotros debemos perseverar y crecer - porque no es la intención de Dios abofetearnos en nuestra espalda y decirnos "usted es salvo." El es nuestro Padre y quiere que nosotros crezcamos y nos desarrollemos y lleguemos a ser como él. Cuán sagrada es esta enseñanza - hay algo divino que hemos heredado de Dios, y dentro de nosotros tenemos el potencial para llegar a ser completamente hijos e hijas de Dios, viviendo en su presencia y compartiendo la plenitud de la vida eterna. Esta verdad profunda es el objetivo de algunos de ataques más viles a nuestra religión, mas es una verdad sostenida y enseñada por la Iglesia cristiana original. Recuerde las palabras que acabamos de leer de Pedro, que habló de dar a los Cristianos todas cosas que pertenecen a la vida y la piedad, que somos llamados a la gloria y la virtud, que nosotros quizás seamos partícipes de la naturaleza divina.

Ahora vayamos a Romanos 8: 14-18, donde Pablo enseña el mismo concepto:
porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.

¡Coherederos con Cristo! ¡La gloria divina ha de ser manifestada dentro de nosotros! Este pasaje muestra que tenemos una herencia divina, que somos hijos de Dios. Y así como los padres terrenales quieren a sus hijos que crezcan y lleguen a ser más como los padres, así nuestro Padre Celestial quiere que nosotros tomemos parte de su obsequio glorioso de la vida eterna. No es un proceso instantáneo, sino uno que requiere que aprendemos, obedezcamos, y nos esforcemos.

Esto es adicionalmente afirmado en Hebreos 12: 9.10:
Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad"

Sí, Dios quiere que nosotros lo obedezcamos y para ser corregido que nosotros quizás lleguemos a ser participes de su santidad, de su naturaleza divina. Esto es por esforzarnos que podemos llegar a ser como Su hijo, Cristo. Escuche las palabras de Cristo dadas a Juan en Apocalipsis. 3:21:
Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono."

Otra vez en Apocalipsis 21:7:
"El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.” También en 1 Juan 3:2:Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es”

Esta doctrina está pesada, es profunda, molesta aún para muchos, y fácilmente mal interpretada. Para tenerlo claro, recuerde esto: el crecimiento y el desarrollo y el éxito de un hijo de ninguna manera le quita honor ni gloria a los padres, sino que le añade. Si tomamos parte en la Vida Eterna como herederos de Dios, nosotros estaremos venerando y estaremos glorificando a Dios completa y maravillosamente - no tomando ni usurpando su gloria. Y de esta manera podemos mas completa y perfectamente capaces de decir que somos Sus hijos, y El nuestro Dios, y la gloria será a su nombre para siempre.

Hay muchos en el mundo religioso que nos condenan en cuanto a nuestra creencia de lo que la Biblia enseña sobre este asunto - que podemos ser herederos conjuntos con Cristo, que siempre el será nuestro salvador, y que por su Expiación, nosotros podemos vencer y podemos tomar parte de la gloria de la naturaleza divina. Es una doctrina difícil y sagrada, sí, pero es puramente bíblica y es necesario hacerlo devotamente, contritamente, con admiración y reverencia al saber cuán misericordioso es nuestro Dios.

¿Ahora, cómo seguimos el mandamiento de Cristo para llegar a ser "perfectos" ( total, completamente)? ¿Cómo hacemos para "vencer" y recibir las bendiciones prometidas en Apocalipsis. 3:21 y 21:7? ¿En otras palabras, cómo tomamos la cruz y seguimos sinceramente a Cristo para obtener la vida eterna? ¿Hay algo que debemos hacer mas que solamente creer? ¿Debemos tener un cambio en la conducta, en nuestro camino diario? ¿Hay una necesidad de paciencia y resistencia? Pablo nos enseña en el capítulo 2 de romanos . En el verso 4, él indica que la bondad de Dios nos dirige al arrepentimiento. El arrepentimiento, basado en la fe en Cristo, es esencial. Nosotros no podemos permitir nuestra vida sea contaminada con el mal, porque habrá un juicio justo de Dios, mencionado en los verso 4 y 5, en donde Dios juzgará a cada hombre según sus obras. En el verso 7, leemos que Dios dará la “vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad." Palabras semejantes se repiten en el verso 10. En el verso 13, son " porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados - y sabemos ahora el significado de ser justificados por la Expiación de Cristo, por su gracia, porque somos salvos por la gracia, no por obras, como Pablo escribe en Efesios 2:8, pero haciendo nuestra parte del convenio en doble sentido la continuación paciente en el bien hacer – es como entramos a esa gracia. Las palabras de Cristo a Juan el Amado, como leemos en Apocalipsis 22:12-14 refleja esta relación:
“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón para recompensar a cada uno según sea su obra Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la y para entrar por las puertas en la ciudad."

Sabemos ahora el significado de ser justificados por la Expiación de Cristo, por su gracia, porque somos salvos por la gracia, no por obras, como Pablo escribe en Efesios 2:8, pero haciendo nuestra parte Een el convenio es como entramos a esa gracia.

Apocalipsis 22:12-14 refleja esta relación:He aquí yo vengo pronto, y mi galardón para recompensar a cada uno según sea su obra Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas en la ciudad. "

Nuestra entrada en la ciudad celestial no es "ganada" guardando los mandamientos, sino por la obediencia que mostramos haciendo nuestra parte en el convenio "en doble sentido" entramos a la gracia de Cristo, o con lo cual "tenemos el derecho al árbol de la vida." Dios dijo en Exodo 20:6, que él muestra misericordia (gracia, bondad - no un salario basado en los méritos!) a los que guardan sus mandamientos. !Eso no ha cambiado!

Muchos cristianos tropiezan con la idea de que nosotros "debemos guardar los mandamientos," a menudo mal interpretan las enseñanzas de Pablo. Pero las palabras de Cristo son claras en el asunto: aunque no estamos más bajo la Ley de Moisés, hay mandamientos que debemos guardar. El habló de mandamientos con frecuencia. En Apocalipsis. 22:14, Cristo dijo "Bienaventurados los que guardan mis mandamientos,. . . Que ellos tienen derecho a entrar por las puertas de la ciudad ( celestial)." En Juan Cristo dio a sus discípulos "un nuevo mandamiento amad a otros.” En Juan 14:15, él dijo, "Si me amáis, guardad mis mandamientos". Necesitamos mostrar (y alimentar) nuestro amor por él guardando sus mandamientos.

En Juan 15:14, él dijo:
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”.También en Juan 14:21,23 Cristo dijo:El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.”

Cristo enseñaba la obediencia a sus discípulos, implicando que ellos tenían libre albedrío y necesitaban escoger con cuidado cómo vivían su vida. Si la obediencia era automática para los discípulos, entonces Cristo no se habría preocupado por su discípulo Pedro ya que le advirtió que su fe podría fallar en Lucas 22:31-32: “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”

Esto fue apenas horas antes de que Cristo fuera tomado y condenado a muerte. Pedro había estado siguiendo a Cristo por mucho tiempo, según cabe suponer un discípulo experimentado, uno que había aceptado a Cristo y fe ya tenida en él. Mas Cristo estaba preocupado por el bienestar eterno de Pedro y le advirtió de las intenciones de Satanás, como todos nosotros tenemos necesidad de ser advertidos.

Unos pocos versos más tarde, Cristo advierte a sus discípulos a orar por temor a que ellos entren en tentación (Lucas 22:40,46). Cristo advirtió aún a Pedro que él negaría a Cristo, algo que sacudió al discípulo Pedro. Pero Cristo tenía razón, y Pedro lloraría lágrimas amargas de pena, la clase de la pena que lleva al arrepentimiento (Lucas 22:33,34,54-62). Afortunadamente, la caída de la fe de Pedro fue breve y él volvió a cumplir y aumentar su llamamiento en la iglesia de Cristo. El había escogido seguir a Cristo antes, y ahora, después de negarlo tres veces en una noche, él escogió arrepentirse y seguirlo otra vez.

Entrar a la misericordia de Dios requiere más que hacer una sola decisión en un día de nuestra vida. Es una decisión que necesita ser renovada y ser hecha a diario. Como la parábola del sembrador nos enseña (Mateo 13), algunos pueden recibir la palabra con gozo pero con el posterior abandono perecer (eso significa que pierden la salvación que podría haber sido suya). Debemos esforzarnos por obedecer y seguir a Cristo a través de nuestra vida, perseverando hasta el fin para ser salvos (Mateo 24:13,10:22, Marcos 13:13, 1 Tim. 4:16; Heb. 3:14). De ahí que Pablo pueda decir en Filipenses 2:12 que los Santos deben “[ocuparse] en vuestra salvación con temor y temblor, " (Ver también 1 Pedro 1:17.) No que las obras traen por si solas la salvación, sino el crecimiento en Cristo por la obediencia es necesario para conseguir acceso a esa gracia, y nosotros necesitamos ser concernidos y cauteloso por temor a que nosotros podamos caer.

Pablo explica este proceso bien en el próximo capítulo, Filipenses. 3: 12-14, donde él escribe que:
“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. ”

Aún más, en el verso 21 de ese capítulo, Pablo nos da otra referencia a la gloria que espera ser revelada en nosotros, cuando seamos resucitados en un cuerpo glorioso como Dios, un cuerpo que tiene poder sobre todas las cosas. Recuerde, somos creados a imagen de Dios (Gen.1:26-27, Santiago 3:9).

Las obras no son necesariamente un resultado automático de “solamente creer” , sino es algo que nosotros debemos hacer para crecer en la fe y para buscar la meta mas alta que Cristo nos ha mandado (Mateo. 5:48). Por obras tales como el amor, el servicio, el sacrificio y la obediencia, nosotros crecemos en la fe y crecemos más cerca al Señor, alcanzando fuera recibir su gracia. Santiago enseña esto plenamente en el capítulo de Santiago 2: 18-24

Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.”

Pedro testifica igualmente que nuestra obediencia trae la purificación de nuestras almas por la gracia de Cristo. El dice "Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad... " (1 Pedro 1:22). En esta sección, él advierte también del juicio según las obras y de la necesidad de ser concernido (1 Pedro 1:17), de la necesidad de "resistir a la prueba de nuestra fe" (1 Pedro 1:6-9); y la necesidad pues, “de desechar toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,... y deseos carnales” (2 Pedro 2:1,11).

Estas enseñanzas antiguas, que le parecen sinceras a muchos Santos de los Ultimos Días, son novedosas y molestas a muchos. El significado claro de los pasajes que hemos estudiado es hasta ahora que las obras - a saber el crecimiento, la obediencia diligente, el servicio - son necesarias para “hacer firme vuestra vocación y elección y no caer jamás " (2 Pedro 1:10) permitiéndonos conseguir acceso a la gracia de Cristo. La fe sin obras, como Santiago lo escribe, están muertas y no traen la vida eterna (Santiago 2:14-26). Más tarde, Santiago explica que para recibir la gracia de Dios, nosotros debemos ser humildes, resistir el pecado, arrepentirnos sinceramente, y acercarnos a Dios (Santiago 4:6-10) : “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará."

¿A los que no creen esto, les pregunto: ¿Pueden leer las palabras de Cristo mismo en el Nuevo testamento y sacar otra conclusión? ¿Hay acaso alguna insinuación sobre la doctrina de "una vez salvo, siempre salvo"? ¿Hay alguna evidencia sólida para sustentar la alguna vez llamada "gracia barata" que no requiere ningún esfuerzo, ninguna obediencia, ningún arrepentimiento sincero, ninguna disciplina, ninguna paciencia?
Absolutamente No. sino, vemos a un Dios que insta a los hombres a sacrificarse, a tomar su cruz y seguirlo. Su Sermón en el Monte se enfoca enteramente en las obras que nosotros debemos hacer para llegar a ser sus hijos. El advierte que los árboles sin buen fruto serán cortados. El advierte que el sendero a la vida es estrecho y angosto, no ancho y fácil. El nos ordena llegar a ser perfectos en obedecerlo. El nos enseña que necesitamos perdonar a los otros para ser perdonados, que necesitamos amar a los demás y quitar el odio y la ira de nuestros corazones. Y él advierte que aún cristianos y ministros cristianos que son públicamente activos en la religión no serán salvos si hacen el mal y no siguen sinceramente a Cristo. Leamos Mateo 7: 21-23:

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

¡Los cristianos pueden ( podemos) caer de la gracia! Por eso debemos perseverar hasta el fin para ser salvos, como Cristo dijo en Mateo 10:22, 24:13, y Marcos 13:13. Aun más el Señor en Apocalipsis. 2:10 dijo "Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.."

También Pablo dijo en Tito 1:16 que hay personas que “Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra.”

Hay muchos otros pasajes en el Nuevo Testamento en que los miembros de las congregaciones cristianas son advertidos de los pecados que los pueden alejar del cielo (por ejemplo, 1 Cor. 6:9-10; Gal. 5:16-26; Efe. 5:3-7; 1 Tes. 4:1-7; Col. 3:5-25; Judas 1:14-25 y otros). En ellos se nos dice que debemos estar cautelosos y diligentes para evitar la caída. Hebreos. 12:15 nos impulsa a que: "[miremos] bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios."

Hebreos 3:12-14 es especialmente claro: “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio,”

¿Puede leer cualquiera y creer todavía en la doctrina abominable de "una vez salvo, siempre salvo"? o en la salvación garantizada al instante.. Cristo enseñó que "Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas " (Lucas 21:19; vea también Mateo. 24:13). Un pasaje relacionado es Mateo 16:24-27 el Cuál enseña que Cristo quiere que tomemos nuestra cruz, que vivamos una vida para el y estemos listos para sacrificar nuestra vida por él, y al hacerlo, encontraremos la vida (la vida eterna) cuándo Cristo venga a "recompensar a cada hombre según sus obras." Por lo tanto, nosotros no debemos sorprendernos que Cristo nos aconseje “velar por nosotros mismos... evitar el pecado y la tentación para ser tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lucas 21:34-36; Lucas 22: 31- 32,40,46; vea también 1 Tim. 4:16). En otras palabras, nosotros debemos esforzarnos por entrar y permanecer en el sendero angosto que lleva a la vida (Lucas 13:23-28), que es lo qué Cristo enseñó en respuesta a la pregunta de si solamente pocos serían salvos.

Aunque somos salvos por la gracia, nosotros podemos caer también de tal gracia y perder nuestra salvación. Así, necesitamos tener cuidado y temor ya que nosotros podemos perder el regalo de Cristo. Considere a 2 Pedro 2:20-21 donde el Apóstol Pedro advierte contra el pecado sexual y otras formas de pecado:
“Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado.”

El mensaje es claro: si volvemos otra vez a pecar y abandonar la rectitud, no seremos salvos.
Para quitar toda duda en este asunto, volvamos a las palabras de Cristo. Dos veces le fue preguntado a quemarropa qué que era necesario hacer para obtener la vida eterna. ¿Su respuesta? ¡Guarda los mandamientos! Mire Mateo 19:16-21. Aquí un joven rico le preguntó lo que él se debía hacer para obtener la vida eterna. Cristo le dice " si quieres entra en la vida, guarda los mandamientos." Cristo repite parte de los diez mandamientos y "ama a tu prójimo" cuando le preguntó cuál mandamiento necesitaba ser guardado. El joven le responde que él había hecho todo eso. Cristo sabe que hay mas algo que tiene que hacer para servir a Dios con todo el corazón, algo que el joven no puede vencer - a saber, su amor a la riqueza. Para este hombre crecer y llegar a ser un seguidor verdadero de Cristo, él necesitaba vencer esa barrera. Por lo tanto, en el verso 21, Cristo dice: “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme

Pero el joven no lo pudo hacer, y se fue entristecido. Cristo nota en el verso 23 que es muy difícil que un hombre rico entre en el cielo. El joven creía y aceptaba a Cristo - pero él no podría vencer, él no podía hacer lo que se requirió de él, él falló en hacer el sacrificio final requerido para llegar a ser perfecto en Cristo - y él aparentemente no entró en el cielo. ¿ gracia barata? ¡No en absoluto!. El nos puede requerir todo lo que tenemos, pero Dios tiene el poder de ayudarnos y cambiarnos, si estamos dispuestos a hacerlo. El sendero mostrado por Cristo preocupó a los apóstoles quienes le preguntaron, "¿Quien entonces puede ser salvo?" (Mateo. 19:25). Pero Cristo explicó que "para Dios todo es posible" (V. 26). El entonces explicó que los que habían sacrificado mucho por él recibirían mucho más, inclusive la vida eterna (Mateo. 19:29).

Algunas personas discuten ese pasaje de Cristo y el joven rico que el hecho de pedirle que venda todo no debe ser tomado literalmente, que Cristo lo dijo a manera de sarcasmo para ilustrar la inutilidad de las obras, que es un pedido ridículamente imposible que sirvió para mostrar la necedad total del pensamiento de que podemos hacer algo por nosotros mismos al buscar la salvación.

Este argumento es un ejemplo clásico de "forzamiento de las escrituras" - torciendo el significado claro conformándose con una noción preconcebida o para justificar un error.

Cristo empieza enseñando al hombre a guardar los mandamientos, utilizando unas palabras y un lenguaje que abundan en las escrituras, inclusive el mandamiento de “amar a tu prójimo como a ti mismo”. ¿Es esto un sarcasmo? Absolutamente no. ¿Es el mandamiento adicional de vender sus bienes y seguir a Cristo algo ridículo? Sin embargo es lo que él requirió de muchas personas. El sencillo mandamiento, "Ven, y sígueme" está dirigido por lo menos a algunos de ellos para que abandonen sus ocupaciones(Mateo. 4:18-22) Y lleguen a ser completamente fieles al servicio al Salvador.

En esta misma sección, en Mateo 19:27, Pedro afirma que él y otros discípulos "había abandonado todo y le habían seguido." Cristo contesta en el verso 29 que aquellos que han abandonado casas, familia, o propiedades por su consideración heredarán la vida eterna. ¿Es sarcasmo? ¿Es Ridículo? En mas de una oportunidad Cristo pide que den todo para el reino de Dios, otra vez en Lucas 12:31-34 ( ver también Mateo. 13:44-46; Mateo. 16:24-27; Lucas 18:28; y Marcos 10:21), y este nivel de sacrificio y compromiso se tuvo entre los Santos de los primeros días (Hechos 2:44,45; Hechos 4:36,37 )

Lucas 10:25-37 proporciona otro ejemplo de la respuesta de Cristo a la pregunta, "que tengo que hacer para heredar la vida eterna," y otra vez aprendemos que debemos servir a Dios con todo el corazón y fuerza y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Se nos dice seguir el ejemplo del buen samaritano en respuesta a la pregunta acerca de la vida eterna. Algunos han discutido que en los dos anteriores pasajes Cristo quiso hacer parodias irónicas de la estupidez de tratar de guardar los mandamientos, pero para creer tal cosa debemos luchar violentamente con las escrituras. Ciertamente es imposible que el hombre pueda ser salvo solo, sin la gracia de Dios, mas sin embargo Cristo enseñó inconfundible y definitivamente que nosotros debemos seguirlo y guardar sus mandamientos. El no dijo que lo haríamos automáticamente si solo le creímos. El dijo, "Si me amas guarda mis mandamientos" (Juan 14:15). Igualmente en Juan 15:14, él dijo: "Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. ."

En Marcos 12:28-24 un escriba sincero le pregunta a Cristo cual es el primer mandamiento. Cristo no critica la pregunta ni impugna el concepto entero de guardar los mandamientos. Oiga sus palabras:

Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo No hay otro mandamiento mayor que éstos. Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle"

¿Qué enseñaba Cristo? Que hay mandamientos cruciales que nosotros debemos guardar – principalmente amar y servir a Dios, y amar a nuestro prójimo. Sus palabras hablan de mucho más que la sola creencia.
Al escribiente que entendió la importancia de estos mandamientos, Cristo dijo que él no estaba lejos del reino de Dios. Cuando Cristo dijo en Lucas 11:28, "Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan. ." Utilizar nuestro libre albedrío al escoger seguir a Cristo y guardar sus mandamientos no es algo contrario al Evangelio - es el corazón de lo qué Cristo enseñó. Si oímos y HACEMOS lo qué Cristo nos ordena, construimos ( edificamos ) en una base segura (Mateo. 7:24-28). ¿Esa enseñanza niega la posición de Cristo como nuestro Redentor y Salvador? Claro Que no. Nos trae a Cristo, para que nosotros quizás entremos en su gracia.

Si, pero....¿Qué con el ladrón en la cruz? ¿No muestra eso que la salvación puede venir instantáneamente sin condiciones, sin esfuerzo, sin convenios, sin bautismo, sin conocimiento del Evangelio y sin esfuerzo por obedecer a Cristo?.

Observe los pasajes pertinentes. Al ladrón agonizante que le pidió al Señor recordarlo, Cristo dijo: "De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso " (Lucas 23:43). Pero dos días después de esto, cuándo Cristo fue resucitado y había tomado un cuerpo glorioso y tangible, El apareció a María y le dijo,
"No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. " (Juan 20:17 - uno de muchos pasajes, a propósito, Que muestra que Dios el Padre y Cristo son Seres separados).

¿Si Cristo había estado en el paraíso mas no había aun subido al cielo donde el Padre mora, entonces que es el paraíso? Es obviamente algún otro lugar aparte del cielo y parece ser un lugar donde los espíritus de las personas que han muerto aguardan el tiempo de la resurrección. Yo en lo personal no sé que qué palabra del idioma arameo Cristo haya utilizado, pero según mi Léxico griego ( no SUD) Bíblico, la palabra griega para “paraíso” puede significar "la parte del Hades que pensaban los judíos posteriores era la residencia de las almas justas hasta la resurrección: pero algunos entendían que esto e
ra un paraíso celestial
." Esto concuerda bien con lo qué José Smith dijo que Cristo se refería: "Este día estarás conmigo en el mundo de los espíritus: entonces te enseñaré acerca de ello y contestaré sus preguntas" (las Enseñanzas del Profeta José Smith, p.309).

Ciertamente, Pedro explicó que cuándo Cristo estaba muerto, él fue como espíritu a predicar el Evangelio a los que habían muerto (1 Pedro 1 4:6). Cristo no ofrecía la salvación instantánea al ladrón, que supo poco del Evangelio y no había convenido por el bautismo en seguir a Cristo. El le dijo simplemente que ellos estarían en el mismo lugar ese día, en el mundo de los espíritus. Allí, el ladrón podría aprender del Evangelio de Cristo y aceptarlo. El necesitaría todavía aceptar el bautismo, que los cristianos primitivos ( los Santos de los Primeros Días) y los Santos de los Ultimos Días ofrecen vicariamente al difunto vía la ordenanza sagrada del bautismo por los muertos.

Tantas personas han entendido mal la historia del ladrón en la cruz, pensando que muestra lecho de muerte el arrepentimiento es todo para entrar en el cielo sin el bautismo o sin algo más. Recuerde que, Cristo no le ofreció la salvación ni el cielo instantáneos al ladrón, sino sólo prometió que ellos estarían en el paraíso ese día. Sería hasta por lo menos dos días después que Cristo subió al cielo.

¿Guardar los mandamientos nos salva? Absolutamente no, aunque Cristo nos dice que debemos guardar sus mandamientos (esforzarnos por obedecerlo) para tener la vida eterna. ¡Pero es por Su gracia que nosotros somos salvos - y cómo necesitamos esa gracia! de nuestros pecados y de nuestra naturaleza caída.

Cuando miro el decaimiento en el mundo hoy, asesinatos, guerra, crimen, divorcio, inmoralidad, me doy cuenta de que el sueño humanista del progreso interminable de hombre por si mismo ha llegado a ser una pesadilla, una farsa trágica.¡Cuán desesperadamente necesitamos a un Salvador! Rechazo la arrogancia de los que dicen que no necesitan a ningún salvador, que eso de necesitar de un salvador es un signo de debilidad y dependencia. Esos hombres solo muestran un gran vacío y egoísmo vivo signo de debilidad. Necesitamos a un Salvador, un salvador para libertarnos de nuestros pecados, de nuestra destrucción por nosotros mismos y otros, para libertarnos de la muerte, el temor y del odio. Necesitamos la fortaleza divina que cambie nuestros corazones, para llenarnos con paz y amor. Necesitamos el poder purificador y transformador de la Expiación de Cristo en nuestras vidas - el milagro infinito de la gracia.

Este mundo necesita a un salvador, nosotros necesitamos a un salvador, yo necesito a un salvador, y hay sólo uno: El SEÑOR JESUCRISTO. Por su gracia divina, nosotros podemos vencer, podemos llegar a ser participes de su naturaleza divina, podemos llegar a ser fuertes y finalmente gloriosos y llenos de gozo, mientras los que rechazan su gracia y no guardan sus mandamientos se hallarán a sí mismos débiles y aterrorizados por el peso de sus propios pecados.

La Gracia Ligada a la Obediencia

La idea de que la gracia está ligada a la obediencia no es una innovación moderna, sino que se arraiga profundamente en el antiguo cristianismo. Clemente de Alejandría, un gran maestro y escritor cristiano de los primeros días del cristianismo, elogiado por muchos como un santo varón y uno de los cristianos más grandes, fue sólo uno los muchos escritores cristianos primitivos que afirmaron esta doctrina. Aquí están sus palabras:

"El Señor le dice que 'usted puede escoger la vida.' El le aconseja, como un padre, obedecer a Dios. 'Porque si el Me oye,' dice, 'y está dispuesto, el comerá lo bueno de la tierra:' esta es la gracia LIGADA a la obediencia." ( Exhortación al Pagano, Capitulo IX, énfasis añadido)

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