Fe, esperanza y caridad


Por Larry Dahl

Nuestro propósito hoy es escudriñar las enseñanzas del Libro de Mormón concernientes a la fe, la esperanza y la caridad. Debido a la naturaleza de esta materia, a la cantidad misma y a las limitaciones del tiempo, seguiré un texto ya preparado. También tengo algunas transparencias que resumirán toda la información y espero que también nos ayuden a concentrar en lo que queremos decir hoy día.
Como parte de su última súplica a sus futuros lectores para acercarse a Cristo y ser perfeccionados en él, Moroni testificó, "Por tanto, debe haber fe; y si debe haber fe, también debe haber esperanza; y si debe haber esperanza, debe haber caridad también. Y a menos que tengáis caridad, de ningún modo podréis ser salvos en el reino de Dios; ni podréis ser salvos en el reino de Dios si no tenéis fe; ni tampoco, si no tenéis esperanza".
La fe, la esperanza y la caridad son términos familiares que son frecuentemente tratados en conjunto y casi siempre en el mismo orden. El apóstol Pablo indica que el orden es significativo, la caridad siempre siendo la última y también la mejor de las tres. Un estudio cuidadoso de los manuales y revistas de la iglesia muestran que la fe es la más mencionada, luego la caridad y la esperanza es la menos mencionada. En realidad, mi experiencia ha sido de que la esperanza, la cual también es necesaria para la salvación tal como lo es la fe o caridad, es muy poco tratada como un principio del evangelio. Además, el trato de la fe y la caridad es limitado muchas veces a simplemente la lectura de los escritos de Pablo, Alma o Moroni sin un análisis cuidadoso de lo que estos apóstoles y profetas dijeron y lo que el verdadero significado fue.
En un atento de añadir a nuestro entendimiento, exploraremos algunas de las enseñanzas del Libro de Mormón concernientes a la fe, la esperanza y la caridad; sus significados, sus relaciones con cada una, cómo se obtienen y cuáles son sus frutos. Antes de analizar lo que el Libro de Mormón dice sobre la fe, la esperanza y la caridad, me gustaría compartir con Uds. mi conclusión concerniente a estos términos y sus significados y su relación mutuamente.

Yo creo que la fe es confianza y seguridad en una realidad no vista, que nos guía a comportarnos o actuar de varias maneras. La esperanza, que resulta de la fe como lo veremos, es realmente un deseo intenso o nostálgico. De una manera bíblica se diría que es una hambre o sed por la justicia. Pero es mi sentimiento que es más que una cosa egoísta, para mí es estar deseoso y sediento por rectitud. Yo amo al evangelio. Yo amo las bendiciones recibidas del evangelio en mi vida. La caridad es una extensión de ello, sintiendo la misma clase de sentimientos, sólo que ahora estos están enfocados en otros. Un deseo intenso de que otras personas tengan el evangelio. Y que alguien más esté deseoso y sediento por la rectitud. Con eso en mente, prosigamos con la fe.
La palabra fe aparece 260 veces en el Libro de Mormón. Con la excepción de una media docena de veces cuando los escritores de Alma 32, Alma 48 y Alma 57, usan la palabra sin definirla o describirla, quizás asumiendo que el lector ya entiende su significado. La palabra fe es usada en varios contextos. Por lo menos 16 veces se refiere al sistema de nuestra propia creencia--la iglesia o el evangelio. Por ejemplo, "Tenía la esperanza de poder desprenderme de la fe", "Este juez fue según el orden y fe de Nacor" o "Algunos de los lamanitas que fueron convertidos a la verdadera fe". Por lo menos seis referencias tratan con tener una fe fuerte. Por ejemplo, Ammón se regocijó con la reina lamanita diciendo: "Bendita eres por tu considerable fe; y te digo, mujer, que nunca ha habido tan grande fe entre todo el pueblo nefita". Y concerniente a la multitud nefita a quien el Señor se apareció después de su resurrección, él dijo a sus discípulos, "Jamás he visto fe tan grande entre todos los judíos".
Por lo menos 19 veces la gente del Libro de Mormón y el lector se ven alentados o encomendados a obtener o ejercitar la fe. La palabra fe se refiere al estado espiritual de alguien por lo menos unas 27 veces. Por ejemplo, a los conversos lamanitas conocidos como la gente de Ammón se les describe como "firmes en la fe de Cristo". Y Jarom registra, "Nuestros reyes y gobernantes eran grandes hombres en la fe del Señor". Estos son algunos de los contextos en los que la palabra fe aparece en el Libro de Mormón.
La mayoría del resto de las 260 referencias acerca de la fe testifican de los frutos de la fe, las grandes bendiciones que traen al obtenerla, conservarla y ejercitarla: la fe da al poder del Espíritu Santo la capacidad de revelar las verdades, cambiar los corazones, remitir los pecados y santificar. Milagros ocurren sólo a través de la fe. Por medio de la fe las sogas que nos limitan se desatan, las paredes de la prisión se derrumban, victorias militares se ganan, las montañas se mueven, registros antiguos salen a la luz y ángeles se manifiestan a los hombres.
La fe excesiva permite a algunos ver a Cristo y poder tener revelación de todas las cosas. Finalmente, el Señor reclama a todos aquellos que tengan fe en él, y aquellos que tengan fe en él se allegarán a toda cosa buena y él les concederá la vida eterna. La lista es interminable. Muchas veces se nos recuerda que el Señor es capaz de hacer todas las cosas de acuerdo a su propia voluntad para con los hijos de los hombres, para que así ellos ejerzan fe en él. Parece que los escritores inspirados del Libro de Mormón desean de que los lectores entiendan claramente que los frutos de la fe son valiosos y factibles.
El Libro de Mormón contiene muchos pasajes de cómo obtener fe. Considere los siguientes en el orden en que aparecen. Alma registró que para algunos de los lamanitas conversos, el guardar la ley de Moisés les ayuda a fortalecer su fe en Cristo. El también enseñó a un grupo de Zoramitas que la fe llega y aumenta gracias a la palabra de Dios, sembrando la palabra en el corazón de cada uno, nutriéndola con diligencia y paciencia. Cuando los lectores se preguntaron cómo se hace todo esto, Alma les amonestó que escudriñaran las escrituras y suplicaran al Señor, a través de la oración, para apaciguar sus corazones y empezar a creer en el hijo de Dios. Amulek añadió su súplica a aquellos Zoramitas, "Empezaréis a ejercitar su fe sobre el arrepentimiento, para que empiecen a reconocer su santo nombre". También les recordó de que las oraciones son vanas, a menos que tengan un propósito activo hacia otros.
El crecer en un ambiente de fe está unido al frecuente ayuno y oración. También, "Debéis arrepentiros y clamar a la voz, hasta que tengáis fe en Cristo" (Helamán 5:41). A Nefi, el hijo de Helamán, también se le dijo que sería poderoso en su fe debido a su incansable deseo de predicar el evangelio, buscando la voluntad del Señor en lugar de la suya, y guardando los mandamientos. El profeta lamanita Samuel recordó a los Nefitas que el conocimiento de la verdad y la creencia en las sagradas escrituras conducen a la fe. Mormón testificó, "Dios el Señor prepara la senda para que el resto de los hombres puedan tener fe en Cristo" (Moroni 7:32). Enviando a ángeles para ministrar a los hijos de los hombres, declarando a los profetas por su propia voz que el Cristo vendría, manifestando cosas en varias maneras a los hijos de los hombres y por medio de los ángeles declarando las palabras de Cristo a los vasos escogidos del Señor, para que den testimonio de él.
Es claro ver en estos versículos que la fe es concedida por Dios y que una persona puede, y debe capacitarse para recibir este don, aprendiendo de Cristo por medio de las escrituras, escuchando a los profetas, teniendo una honesta, humilde y constante oración, obedeciendo pacientemente los mandamientos que han sido dados y ayunando. El incremento de la fe es asegurada si se mantiene este método.
Indudablemente, es mucho más importante saber cómo obtener la fe y experimentar sus frutos que sólo saber dar una definición técnica de ella. Sin embargo, muchos ansían entender claramente y poder explicar los principios. ¿Qué ayuda nos da el Libro de Mormón con respecto a la definición de la fe?
El libro de Alma 32 contiene información pertinente al caso. Alma menciona tres veces lo que la fe no es, y alguien que haya vivido lo suficiente sabe que es mucho más importante a veces saber lo que no existe que saber lo que existe. Alma nos instruye, "Fe no es tener un conocimiento perfecto,...porque si un hombre sabe una cosa, no tiene necesidad de creer, porque la sabe" (Alma 32:21,18). Tanto en la evidencia como en la explicación de esta noción, Alma nos da el ejemplo de plantar una semilla y observar su crecimiento. Cuando una persona realmente ha experimentado el crecimiento, Alma dice que su conocimiento es perfecto, y su fe es inactiva con respecto a esa cosa. La frase en esa cosa es una clave muy importante, pues Alma es muy rápido en recordarnos que nuestro conocimiento no es perfecto en todas las cosas pero sólo en una—y eso es, que la semilla es buena. El añade, "Ni tampoco debéis dejar a un lado vuestra fe, porque tan sólo habéis ejercitado vuestra fe para sembrar la semilla, a fin de llevar a cabo el experimento para saber si la semilla era buena" (Alma 32:36).
Esta explicación nos ayuda a entender mejor Éter 3:19, lo cual nos dice que después de que el hermano de Jared vio el dedo del Señor, para él dejo de ser fe, porque supo sin ninguna duda. Esto no significa que él ya no necesita tener fe y que sabe todas las cosas. Sino que supo específicamente que Cristo vivía y tenía un cuerpo de espíritu. A ese respecto su conocimiento fue perfecto y su fe fue inactiva. Sin embargo, todavía necesitaba tener fe concerniente a innumerables cosas que aún no había visto ni experimentado. Por lo tanto, cualquier otra cosa que la fe sea, la fe es la esperanza por las cosas que no se han visto. Está orientada hacia el futuro.
¿Qué otros elementos además de la anticipación posee la fe? Los siguientes tres pasajes acerca de los 2,000 jóvenes guerreros son muy reveladores. Primero, luego de explicar que los Nefitas fueron instruidos a defenderse pero nunca a agredir, el registro dice, "Y era su fe que, si hacían esto, Dios los prosperaría en la tierra, o en otras palabras, si eran fieles en guardar los mandamientos de Dios, él los prosperaría en la tierra; sí, los amonestaría a huir o a prepararse para la guerra, según el peligro en que se vieran. Y también, que Dios les manifestaría a dónde deberían ir para defenderse de sus enemigos, y haciendo esto, el Señor los libraría" (Alma 48:15-16).
Luego, Helamán explica el hecho de por qué sobrevivieron la guerra, "Y su preservación fue asombrosa para todo nuestro ejército; sí, de que ellos hubiesen sido librados mientras que hubo un millar de nuestros hermanos que fueron muertos. Y justamente lo atribuimos al milagroso poder de Dios, por motivo de su extraordinaria fe en lo que se les había enseñado a creer: que había un Dios justo, y que todo aquel que no dudara, sería preservado por su maravilloso poder. Esta, pues, fue la fe de aquellos de que he hablado; son jóvenes, y sus mentes son firmes, y su confianza está puesta en Dios continuamente" (Alma 57:26-27).
Finalmente, en respuesta a sus fervientes oraciones para fortalecerlos en contra de sus enemigos, los Nefitas justos recibieron esta respuesta: "Sí, y sucedió que el Señor nuestro Dios nos consoló con la seguridad de que nos libraría; sí, de tal modo que habló paz a nuestras almas, y nos concedió una gran fe, e hizo que en él pusiéramos la esperanza de nuestra liberación" (Alma 58:11).
El sentido de la palabra fe, en estos casos, es aquella de seguridad y confianza. También, en cada instante, el deseo o la inclinación hacia la obediencia está inculcada. Como por ejemplo las frases, "Y así avanzaron", "obedecieron y procuraron cumplir con exactitud toda orden", "y cobramos ánimo y se hizo fija en nosotros la determinación", "y así avanzamos con toda nuestra fuerza". De esta manera, el Libro de Mormón nos enseña que la fe es una seguridad y una confianza en cosas que no hemos visto pero que nos impulsan a actuar.
¿Qué es entonces lo que Alma 32:21 nos da a entender cuando dice, "Si tenéis fe, tenéis esperanza en cosas que no se ven, y que son verdaderas?" ¿Acaso no es esto una definición de fe? Yo sugeriría que más bien es una consecuencia de la fe en vez de una definición de ella. Por que si definimos fe como esperanza, entonces serían la misma cosa. En muchos otros pasajes en el Libro de Mormón es claro que la esperanza es diferente a lo que es la fe. Si uno ve a Alma 32:21 como una alegación de que la esperanza sigue a la fe, entonces esto es consistente con otros pasajes que trata a la esperanza distinto de la fe.
Ahora prosigamos con la esperanza. La palabra esperanza es usada 50 veces en el Libro de Mormón y es usada en dos sentidos. Primero, en el sentido general, es consistente con el uso y el significado: un deseo acompañado por lo que se espera cumplir, un cierto anhelo o deseo por algo que sería posible, o una forma de deseo y milagro. Algunas veces mi hija desea recibir una llamada telefónica en que la invitan para ir a un gran baile. Esto es la esperanza en el sentido general—Espero que, deseo que. Pero el segundo uso de la palabra esperanza es más estricto, el uso teológico, que hace referencia a un estado mental o del corazón o del espíritu que es necesario para la salvación. Un don de Dios, a través del Espíritu Santo.
Algunos ejemplos del uso general de la palabra esperanza se encuentran en los libros de Jacob y 3 Nefi. Jacob dijo que Sherem, el Anticristo, "tenía la esperanza de poder desprenderme de la fe", y Gidiani escribió a Laconeo, "Confío en que entregaréis vuestras tierras y vuestras posesiones sin efusión de sangre". Del mismo modo, juntándose en un mismo cuerpo y con provisiones por siete años, los Nefitas "desearon destruir a los ladrones sobre la faz de la tierra". Estos ejemplos muestran otro tipo de esperanza de la segunda categoría que uno debe tener para poder ser salvo. La esperanza que surge de la fe y la que nos sirve como ancla a las almas. Y provee a los seguros y firmes con abundancia siempre de buenas obras.
Ahora, ¿Qué es lo que nos dice el Libro de Mormón sobre esta esperanza, o la esperanza del segundo tipo, en el sentido teológico? La esperanza sigue, viene y nace de la fe. Como Moroni nos dice, "Que los que crean en Dios pueden esperar con seguridad un mundo mejor, sí, un lugar a la diestra de Dios; y esta esperanza viene por medio de la fe". También, en Éter, luego de algunos versículos, "Por lo tanto, vosotros también podéis tener esperanza, y participar del don, si tan sólo tenéis fe" (Éter 12:4,9).
Si aceptamos la realidad que la esperanza existe, es producida por la fe, ¿cómo interpretamos Moroni 7:40-42? "Y además, amados hermanos míos, quisiera hablaros concerniente a la esperanza. ¿Cómo podéis lograr la fe, a menos que tengáis esperanza? Con una leída superficial de esto nos haría pensar que para tener fe, uno debería tener esperanza, ¿verdad? Que esperanza viene primero. "Y ¿qué es lo que habéis de esperar? He aquí, os digo que debéis tener esperanza de que, por medio de la expiación de Cristo y el poder de la resurrección, seréis resucitados a la vida eterna, y esto por causa de vuestra fe en él, de acuerdo con la promesa. De manera que si un hombre tiene fe, es necesario que tenga esperanza; [fíjese bien en la siguiente línea] porque sin fe no puede haber esperanza". Ahora, díganme Uds. ¿qué viene primero? Éter y Moroni nos están diciendo que la esperanza viene de la fe; ahora entendemos este pasaje.
Yo creo que un estudio cuidadoso de este pasaje, nos puede facilitar una respuesta. Sin embargo, una lectura muy superficial nos puede llevar a la confusión. ¿Acaso el versículo 40 nos dice de que debemos tener esperanza antes de la fe? ¿Qué es lo que el versículo 42 nos da a entender, que nos menciona que sin fe no puede haber esperanza? Yo sugiero que el significado que se espera es que uno tiene que ejercitar la fe, para que se pueda tener esperanza. La esperanza es una consecuencia natural y segura de la fe. El sentido del versículo 40 entonces sería, ¿Cómo podréis lograr la fe, a menos que tengáis esperanza? Ahora, esto va requerir un poco de pensamiento y reflexión, más pienso que sí es coherente con todo lo que hemos encontrado en el Libro de Mormón y en otras partes: que la esperanza, sí aún la esperanza, necesaria para la salvación, viene como un resultado, o una consecuencia, de la verdadera fe en Cristo. Es una consecuencia natural y siempre seguirá a la fe.
Considerando esto, Moroni 7:40-42 es consistente consigo mismo y también con los otros pasajes del Libro de Mormón que nos hablan de la secuencia relacionada con la fe y esperanza. El punto de vista que la fe precede a la esperanza no niega el hecho de que debe haber algo que antecede a la fe. ¿Y que sería esto? Si no es la esperanza, ¿qué es entonces? Alma nos dice que es "un deseo de creer" (Alma 32:27). Quizás esto podría ser un tipo de esperanza, por lo menos relacionado con un deseo y pensamiento general. Pero yo no creo que es la esperanza a la que Mormón y Moroni se refieren en Moroni 7. Aquella esperanza sigue a la fe.
Además de la enseñanza que la esperanza es el resultado de la fe, el Libro de Mormón apoya la idea que la esperanza por definición es un deseo o anhelo, hambre y sed por la justicia, unidos con la expectación de un cumplimiento eventual. Fíjese como el Libro de Mormón relaciona al estado del corazón con un renacimiento espiritual, los deseos y anhelos del corazón.
El profeta Éter explicó que la esperanza "proporciona un ancla a las almas de los hombres y los hace seguros y firmes, abundando siempre en buenas obras, siendo impulsado a glorificar a Dios" (Éter 12:4). Y el profeta lamanita Samuel nos enseña que aquellos que tienen un cambio de corazón son "firmes e inmutables en la fe" (Helamán 15:8). Si la esperanza hace que los hombres sean inmutables y aquellos que experimentan un cambio de corazón son inmutables, ¿acaso no podríamos relacionar a la esperanza con un cambio de corazón? Es muy interesante analizar las referencias en el Libro de Mormón concernientes al cambio de corazón de los conversos, en relación a la idea de que la esperanza consiste de un deseo por la justicia.
Luego de escuchar el gran mensaje del Rey Benjamín, su gente testificó, "Creemos todas las palabras que nos has hablado; y además, sabemos de su certeza y verdad por motivo del Espíritu del Señor Omnipotente, el cual ha efectuado un potente cambio en nosotros o en nuestros corazones, por lo que ya no tenemos más disposición de obrar mal, sino a hacer lo bueno continuamente" (Mosíah 5:2). Aprendemos de Mosíah 4 y 5 que este cambio de corazón vino como resultado de haber sido engendrado espiritualmente, incluyendo la remisión de sus pecados, lo cual les trajo paz mental y regocijo. El mismo testimonio viene del Rey Lamoni y su gente cuando se convirtieron: "Y todos declararon al pueblo la misma cosa: Que había habido un cambio en sus corazones, y que ya no tenían más deseos de hacer lo malo" (Alma 19:33).
Es claro entonces que este cambio se requiere de todos aquellos que heredarán el reino de Dios, porque la voz del Señor dijo a Alma al momento de su despertar espiritual, "No te maravilles de que todo el género humano, sí, hombres y mujeres, toda nación, familia, lengua y pueblo, deben nacer otra vez; sí, nacer de Dios, ser cambiados de su estado carnal y caído a un estado de rectitud, siendo redimidos de Dios, convirtiéndose en sus hijos e hijas" (Mosíah 27:25). Antes de su conversión, Alma deseó destruir a la iglesia de Dios. Después de su conversión, Alma deseó fortalecer la iglesia y estar con Dios y sus ángeles. Todo concuerda. La fe, incluyendo la oración, el arrepentimiento y la obediencia, prepara a la persona a recibir un renacimiento espiritual, el cual proporciona la remisión de los pecados y cambios del corazón para que anhele justicia. Este deseo por ejercer justicia es un ingrediente esencial de la esperanza.
Pero la esperanza es mucho más que sólo un anhelo por justicia. El Espíritu Santo, que es uno de los factores primordiales en crear el deseo, permanece para dar al recién converso poder, confianza espiritual y una seguridad de que sus anhelos se cumplirán. Esa confianza se reflejó en el pueblo del Rey Benjamín cuando dijeron, "Nosotros . . .tenemos grandes indicaciones de aquello que está por venir; y si fuere prudente, podríamos profetizar de todas las cosas" (Mosíah 5:3). Del mismo modo, Alma testificó, "Sé que me levantará en el postrer día para morar con él en gloria; sí, y lo alabaré para siempre" (Alma 36:28).
El cielo no sería el cielo si no deseáramos estar allí, si nuestros corazones y nuestra misma naturaleza no estuvieran en armonía con la rectitud que está allí. Imagine la incongruencia de alguien luchando con mucho esfuerzo, para mantener lo que él considera mandamientos gravosos o pesados, a fin de ser salvo en el reino de Dios, y una vez ahí, sentir el mismo peso de poder cumplir con esos principios por toda la eternidad. Pensemos esto por un segundo. Si los mandamientos fueran difíciles de cumplir, entonces que nos preguntaríamos porqué los cumplimos? Yo quiero ir al Reino Celestial y cumplirlos siempre. Algo tiene que pasar aquí, para que deseemos lo justo y estemos cómodos con los principios del evangelio. Yo sugiero que esto es la esperanza. Sí, de ningún modo podréis ser salvos en el reino de Dios si no tenéis esperanza.
Ahora pasemos a la caridad. Aún cuando es la menos mencionada en el Libro de Mormón, la caridad se define y explica más directa y claramente, que la esperanza o la fe. Nefi solamente dijo, "La caridad es amor" (2 Nefi 26:30). Mormón, citado por Moroni, elabora esta definición a, "La caridad es el amor puro de Cristo" (Moroni 7:47). Los versículos que hablan sobre la caridad indican que si vamos a ser salvos en el Reino de Dios, necesitamos experimentar la caridad en dos dimensiones, las que llamaré vertical y horizontal.
La caridad vertical se refiere al amor que Cristo tiene por nosotros, lo cual lo motivó a la expiación. Moroni explicó, "Y además, recuerdo que tú has dicho que has amado al mundo, aún al grado de dar tu vida por el mundo, a fin de volverla a tomar, con objeto de preparar un lugar para los hijos de los hombres. Y ahora sé que este amor que has tenido por los hijos de los hombres es la caridad; por tanto, a menos que los hombres tengan caridad, no pueden heredar ese lugar que has preparado en las mansiones de tu Padre" (Éter 12:33-34). Ahora, eso está hablando del amor o la caridad de Cristo hacia nosotros. Sin eso no hay salvación. Ese fue el amor que motivó la expiación.
La caridad horizontal, por otro lado, se refiere al amor que nosotros debemos tener hacia otros. Nefi habló de esta dimensión cuando dijo, "Tengo caridad para con el judío, ... tengo también caridad para con los gentiles". Mormón explica las dos dimensiones de caridad con las siguientes palabras, las cuales reconocerá que son muy similares a la epístola del apóstol Pablo a los Corintios, "El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, ... [y] no se envanece, ... no busca lo suyo, no se irrita, [Cada vez que leo esto sonrío, porque no significa de que uno no se irrite, solamente de que uno no debe irritarse fácilmente. ¡Esto es muy importante, y estoy agradecido de que esté ahí!] no guarda rencor; no se goza en la injusticia, mas se goza de la verdad; Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser" (1 Corintios 13:4-8).
Cuando nuestros corazones están llenos de la caridad, amamos de la misma manera que Cristo amó. Sus metas llegan a ser nuestras metas, su obra llega a ser nuestra obra, y finalmente su gloria llega a ser nuestra gloria, porque nosotros llegaremos a ser herederos con Cristo "de todo lo que el Padre tiene". Con esto en mente, teniendo presente a la caridad en relación a la esperanza, se puede decir que la esperanza es el hambre y la sed por la justicia para uno mismo, y la caridad es el hambre y la sed por la justicia para con otros.
No es nada asombroso, por lo tanto, ver que Lehi, después de comer del fruto del árbol de la vida, inmediatamente deseó que su familia comiera del mismo fruto, tanto que Nefi escribió, "Porque continuamente ruego por [mi pueblo] de día, y mis ojos bañan mi almohada de noche a causa de ellos" (2 Nefi 33:3). Enós, luego de regocijarse cuando supo que sus pecados fueron remitidos, "derramó toda su alma a Dios," por el bienestar de sus amigos, los nefitas. Y cuando obtuvo una promesa de las bendiciones para ellos, empezó a orar con mucho y alargado ahínco por sus enemigos, los lamanitas. Después de su conversión, Alma y los cuatro hijos de Mosíah "estaban deseosos de que la salvación fuese declarada a toda criatura, porque no podían soportar que alma humana alguna pereciera; sí, aún el sólo pensamiento de que alma alguna tuviera que padecer un tormento sin fin los hacía estremecer y temblar" (Mosíah 28:3).
Todos los líderes y profetas del Libro de Mormón han mostrado este mismo compromiso de servir y bendecir a otros, y piensa Ud. ¿cuán fuerte fue el compromiso de Alma y los hijos de Mosíah? Ellos abandonaron el reinado, así también como las comodidades de Zarahemla, y fueron entre sus enemigos, no sólo por un periodo de dos años o dieciocho meses, pero por ¿cuántos años? ¡Catorce! Y sufrieron muchas peripecias muy interesantes. Y todo esto por el gran amor que tuvieron, esta hambre y sed, de que otros pudieran gozar de las mismas bendiciones que ellos habían recibido, y por lo que sus corazones anhelaban.
La caridad, así como la fe y la esperanza, es concedida por Dios a aquellos que estén preparados a recibirla. Mormón instruyó a los miembros de la iglesia en sus días, quienes él los describió como "los pacíficos discípulos de Cristo ... que habéis logrado la esperanza necesaria mediante la cual podéis entrar en el reposo del Señor", para "pedid al Padre con toda la energía de vuestros corazones, que seáis llenos de este amor que él ha otorgado a todos los que son discípulos verdaderos de su Hijo, Jesucristo" (Moroni 7:3,48). La súplica de Mormón y su previa explicación sobre las características de la caridad, muestra que la caridad nace de la fe y esperanza y que se conforma de las dos.
¿Cuán apropiado, entonces es, hablar de estos tres principios en el orden dado? La fe nos guía a la esperanza y ésta a la caridad, la caridad siendo la más grande de todas. ¡Línea por línea! Alma instruyó a Zeezrom que a los hombres se les da muchas o pocas porciones de la palabra, y que éstos la hacen crecer o disminuir de acuerdo a su cuidado y diligencia. A los que obedecen se les dará mucho más hasta conocer los misterios de Dios en su plenitud, y aquellos que endurezcan sus corazones recibirán mucho menos hasta que no conocerán nada de estos misterios. En esto el Libro de Mormón usa frases como, partícula de fe, o mucha fe, o fe fuerte, excesiva fe, y extraordinaria fe, que son más claros y tienen más significado. La fe tiene varios niveles.
Así también, recibimos el bautismo con fuego para la remisión de nuestros pecados y para proporcionarnos esperanza, no llegamos repentinamente a un estado de madurez espiritual. De acuerdo a las palabras de Pedro, somos como niños recién nacidos, y que empezaremos a crecer (1 Pedro 2:2). Es muy intrigante considerar la implicación en la declaración del Señor concerniente a los lamanitas que, "fueron bautizados con fuego y con el Espíritu Santo al tiempo de su conversión, por motivo de su fe en mí, y no lo supieron" (3 Nefi 9:20). Es una declaración muy desconcertante. ¿Cómo podemos pasar por una experiencia de tal magnitud y no saberlo? Indudablemente, ellos supieron que algo había pasado porque ellos "se hallaban rodeados; sí, se hallaban como si estuvieran en medio de llamas de fuego, ... y pudieron expresar palabras maravillosas" (Helamán 5:44-45), pero el entendimiento de lo que estaban experimentando tal vez llegó después. La explicación de lo que había pasado quizás no llegó en ese mismo momento, pero era obvio que algo había sucedido.
Nadie nos garantiza que el cambio de corazón en este caso, lo cual trae esperanza, permanecería para siempre. Alma pregunta, "Y ahora os digo, hermanos míos, si habéis experimentado un cambio en el corazón, y si habéis sentido el deseo de cantar la canción del amor que redime, quisiera preguntaros: ¿Podéis sentir esto ahora?" (Alma 5:26). Podemos perder el deseo de hacer lo justo. Ese deseo viene de la compañía del Espíritu Santo, y cuando desobedecemos o no damos tanta importancia al evangelio, sentiremos su poder menos y menos cada vez y, por consiguiente, menos y menos será nuestro deseo de hacer lo justo. Por otra parte, el conocimiento y la obediencia aumenta más el poder del espíritu, haciendo intenso nuestro deseo de hacer lo justo. Leemos así de esperanza suficiente, esperanza firme, esperanza más excelente y un fulgor perfecto de esperanza.
No he podido encontrar evidencia específica en el Libro de Mormón que hable de grados o niveles de caridad. Aunque es claro que hay niveles de fe y esperanza, no he podido encontrar ninguna referencia que claramente hable sobre los niveles de la caridad. Evidentemente, la caridad vertical, el amor de Cristo para nosotros, es plena, perfecta, pura y consistente. Sin embargo, creo que la caridad horizontal, o nuestro amor el uno por el otro, es un continuo proceso, como lo son la fe y la esperanza, y existen niveles de ambos.
La fe, la esperanza y la caridad deben estar centradas en Cristo. El Señor dijo, "les mostraré que la fe, la esperanza y la caridad son—la fuente de toda justicia". El primer principio del evangelio no sólo es fe, pero fe en el Señor Jesucristo. De la misma manera, no sólo debemos obtener esperanza, pero esperanza en Cristo, una esperanza de su gloria y en él poner la esperanza de nuestra liberación. Del mismo modo, por simple definición, la caridad no es sólo amor, pero el amor puro de Cristo.
Puede parecer que decir que la verdadera fe, esperanza y caridad deben estar centradas en el Señor Jesucristo es una declaración no necesaria de lo que es obvio; sin embargo, así como con los otros principios del evangelio, la fe, la esperanza y la caridad tienen sus imitaciones. El Presidente Kimball dijo, "Cualquier cosa en que el hombre ponga su corazón y su confianza es su Dios. Y si este Dios no resulta ser el verdadero Dios de Israel, aquel hombre está obrando en idolatría. Hay muchas causas en el mundo por las que el hombre pierde su lealtad. Ellos confían o tienen fe en su propia causa. También anhelan y esperan que los propósitos de su causa sean cumplidos, y ansiosamente desean que otros compartan sus compromisos y recompensas, una forma de caridad. Muchas de estas causas son dignas de elogio, pero en el fondo son inadecuadas para proveer soluciones permanentes a los problemas de este mundo, y la salvación en el mundo venidero. Como un ángel le instruyó al Rey Benjamín, no habrá otro nombre, modo o medio por el cual el hombre pueda ser salvo, sino en Cristo y por medio de él, el Señor Omnipotente".
Piense por un momento en algunas de las causas a las que los hombres acuden en este mundo, que en cierta manera, se transforman en un falsa fe, esperanza y caridad. Hablaré de un ejemplo, un ejemplo generalizado, y a lo mejor Ud. podrá pensar de muchos más. Tenemos a aquellos, fuera y dentro de la iglesia, cuya fe, esperanza y caridad no están centradas en Cristo como lo están en un campo de trabajo o en una profesión.
Permítame tomar uno de los peligros con que yo vivo—el mundo académico. ¿Acaso no existen aquellos cuya fe, esperanza y caridad están centradas en esto y no en Cristo? ¿Quiénes tienen gran confianza en un campo de estudio o en el mundo académico en general, y quiénes están hambrientos y sedientos, si así lo desea decir, por obtener más conocimiento y más información? Ellos gozan de aprender, disfrutan todo esto, y aún tienen una forma de caridad y en términos seculares decimos que son altruistas en compartir con otros lo que saben y en hacer lo posible para que otros aprendan. Y no hay nada de malo en esto, a menos que sea fingido o una forma de substituto por la fe, la esperanza y la caridad que están centradas en Cristo.
Piense ahora en algunas de las causas, disciplinas o intereses de la vida común de la gente que tienen como substituto o una experiencia errónea con la fe, la esperanza y la caridad que nosotros tenemos en el evangelio de Jesucristo. Y esa falsa fe, esperanza y caridad actúan muchas veces como los factores en la vida que motivan a la gente. Esto es un tema del cual podemos pensar y meditar.
Que sea siempre nuestro deseo buscar diligentemente el camino al Señor, el Dios Omnipotente, comprendiendo y aplicando estos tres importantes principios del evangelio: la fe, la esperanza y la caridad, es mi oración en el nombre de Jesucristo, Amén.
Ahora tenemos aproximadamente diez minutos de tiempo para algunos comentarios, sugerencias y preguntas sobre este tema.
Comentario del estudiante: Mientras escuchaba sus comentarios sobre la esperanza, se me vino a la mente que la esperanza, si está centrada en Jesucristo, es la esperanza por los eventos que son correctos y beneficiosos para uno mismo. La esperanza basada en principios injustos o perversos es lo opuesto. La esperanza llega en dos sabores como se menciona.
Dahl: Sí, es cierto. Es muy interesante que hallamos tocado mucho el tema de la esperanza. ¿Cuál es lo opuesto a la esperanza? La desesperación. Y ¿qué es lo que produce la desesperación de acuerdo con Libro de Mormón? La maldad. Los dos sabores. La esperanza que es necesaria para la salvación viene a través de la justicia y la fe. La desesperación, lo cual es lo opuesto, viene como resultado de la maldad. Esto es algo primordial que no podemos pasar por alto. Hay leyes declaradas sobre estos asuntos. Voy a tomar sólo un minuto, ya que tenemos tiempo, para mencionar aquella escritura con la que todos estamos familiarizados, y que dice: "La maldad nunca fue felicidad". Fíjese bien, ahora en Moroni 10, "Y si no tenéis esperanza, debéis hallaros en la desesperación; y la desesperación viene por causa de la iniquidad" (Moroni 10:22). Al voltear la otra cara de la moneda; vemos que la esperanza viene como resultado de hacer lo justo, ejercer la fe en Cristo, guardar los mandamientos, orar y de arrepentirse. Es tan claro como el cristal.
Volviendo a Alma, al versículo que todos conocemos "la maldad nunca fue felicidad", permítanme compartir con Uds. lo que el Élder L. Tom Perry dijo en un discurso en la Universidad de Brigham Young en noviembre de 1989. Luego de leer la escritura que dice, "No vayas a suponer, porque se ha hablado concerniente a la restauración, que serás restaurado del pecado a la felicidad. He aquí, te digo que la maldad nunca fue felicidad". Élder Perry dijo, "Esta es una fórmula absoluta y las posibilidades de lo contrario son cero". Esta es otra manera de decir la misma cosa. Hay leyes, leyes eternas, establecidas mucho antes de que viniéramos a este mundo; de hecho en Doctrina y Convenios aprendemos que estas leyes fueron decretadas antes de la fundación de este mundo, sobre las cuales todas las bendiciones se basan y cuando recibimos una bendición de Dios es por obediencia a aquella ley, etc., etc. Existen leyes concernientes a la felicidad.
Comentario del estudiante: ¿Podría comentar algo más del por qué no hay niveles de caridad?
Dahl: Ojalá pudiera. He pensado mucho al respecto. Pero como dije, yo creo que la caridad vertical, que es el amor que Cristo tiene por nosotros, es verdadero y está en su totalidad. Mi propia experiencia me dice que la caridad horizontal, aunque no se habla de ella directamente—Yo creo que Uds. pueden encontrar algunos ejemplos en el Libro de Mormón, aunque no se dice directamente que tiene varios niveles—pero por mi propia experiencia he experimentado diferentes niveles de caridad, con diferentes personas y en diferentes ocasiones. ¿Acaso no es esa su experiencia también? Por ejemplo el Élder J. Golden Kimball dijo, "Yo amo a los hermanos, sí amo a todos los hermanos, pero maldito sea, amo a unos más que a otros". (¡Quizás eso no debería haberse grabado en el video, pero al considerar la fuente, es probablemente aceptable!) Yo experimento muchos niveles de amor y preocupación por diferentes personas. Y yo creo que es cierto en la caridad horizontal pero no en la vertical. Pero no puedo darles una fuente de recursos o más comentarios. No he buscado ejemplos de varios niveles pero estoy seguro de que sí podríamos encontrarlos.
Comentario del estudiante: Estos atributos de la caridad que ha explicado parecen ser una rutina diaria, sin parar, y de experiencias de todos los días con la gente.
Dahl: La consistencia es aquí la palabra clave aquí y una muy difícil, pero finalmente permítanme presentarles que si vamos por el modelo de fe, esperanza y caridad no estoy seguro de que sea siempre estático. Yo creo que a veces damos un paso hacia adelante, y otras un paso hacia atrás en nuestras luchas para ser consistentes con este modelo. Pero, una vez que haya probado por el poder del Espíritu Santo, el amor genuino de Cristo para con otro, de ahí en adelante nunca querrá dejarlo. Pero siempre hay esa falta divina de satisfacción, si así lo desea llamar, donde buscamos ese cumplimiento.
Cuando lee sobre las experiencias de aquellos que han estado en la presencia del Señor, un elemento común es, "Daría todo lo que tengo si tan sólo pudiera sentirlo nuevamente". Esa dimensión de regocijo viene del Espíritu Santo, el gozo del evangelio, el gozo de su potencial, el gozo de su realidad—no hay nada que lo compare. Y es por esto que la gente más feliz que yo conozco son aquellos que entienden y viven el evangelio. Los infelices que conozco son aquellos que entienden pero no viven el evangelio. Y los más frustrados que conozco son aquellos que entienden pero que tienen un pie en ambos mundos, llevando la carga del mundo y del evangelio.
Muchas gracias, por estar aquí. El evangelio es verdadero. La fe, la esperanza y la caridad son verdaderas y reales y podemos sentirlas si hacemos las cosas que se nos instruye a obedecer. De eso les doy mi testimonio en el nombre de Jesucristo.

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