¿Por qué Emma Smith permaneció en Nauvoo después de la muerte de José Smith?

¿Por qué Emma Smith permaneció en Nauvoo después de la muerte de José Smith

Hay varias razones por las que Emma se quedó en Nauvoo después de la muerte de José Smith, pero destacan algunas en particular. En primer lugar, Emma estaba muy preocupada por la protección de los cuerpos de José y Hyrum. Ante las amenazas de que los cuerpos fueran robados o profanados, se utilizaron ataúdes llenos de sacos de arena en el funeral público de los dos mártires. Los ataúdes que contenían los cuerpos reales de José y Hyrum fueron enterrados temporalmente en el sótano de la Casa de Nauvoo que aún no estaba terminada. Unos meses más tarde, bajo la dirección de Emma, un pequeño grupo de amigos cercanos trasladó los cuerpos a un lugar de entierro secreto cerca de una de las casas en las que José y Emma habían vivido durante su estancia en Nauvoo. Por razones que se desconocen, Emma no notificó a Mary Fielding Smith, la viuda de Hyrum, que los cuerpos habían sido trasladados, ampliando aún más el distanciamiento entre las dos cuñadas. Las tumbas no estaban marcadas, aunque Emma le mostró la ubicación a su nieto Frederick Alexander Smith.

Emma permaneció cerca del cuerpo de José por el resto de su vida. Jenny Reeder ha sugerido que Emma podría haber interpretado la orden del Señor: “[A]compañarás [a José] cuando salga” (DyC 25:6; itálicas añadidas) como una orden de permanecer cerca del cuerpo de José. Como es lógico, Emma fue sepultada más tarde cerca del lugar de entierro secreto de José y Hyrum. En 1927, la preocupación por la subida de las aguas del río Misisipi hizo que los tres cuerpos fueran enterrados nuevamente junto a la cabaña original de José Smith en la orilla del Misisipi en Nauvoo.

Otra razón de peso para que Emma se quedara en Nauvoo era su deseo de cuidar de Lucy Mack Smith, su suegra. Por invitación de Brigham, Lucy habló en una conferencia general de la iglesia en octubre de 1845 y expresó su deseo de viajar al Oeste, pero dijo que su salud no le permitía ir. Con mala salud y lisiada por la artritis, Lucy dependía del apoyo de Emma y de sus propias hijas Katherine, Sophronia y Lucy, que también permanecieron en la zona durante el resto de sus vidas. Más tarde, Lucy se refirió con ternura a los cuidados que Emma le brindaba, señalando que en una ocasión “durante cinco noches Emma no [la] dejó, sino que permaneció junto a [su] cama toda la noche”.

Finalmente, Emma había soportado terribles pruebas y consideraba a Nauvoo como un refugio seguro para su familia después de la muerte de José. En una ocasión le escribió a Joseph III diciéndole sobre Nauvoo: “Es mi hogar, y el de mis hijos, y no dejaré de orar para que todos vivan para disfrutarlo”. Emma recibió varias visitas de miembros de la iglesia de Utah. Durante una de esas visitas, dijo a sus visitantes: “Quizá piensen que no fui una buena santa al no ir al Oeste, pero tenía un hogar aquí y no sabía lo que debía hacer allá”.

Cuando Emma murió, estaba rodeada de su familia y amigos. Su hijo Alexander la oyó decir: “José, José, José”. Dijo que Emma se sentó entonces en su cama, extendió su brazo izquierdo y dijo: “Sí, ya voy”, antes de desplomarse de nuevo en su cama. Emma falleció el 30 de abril de 1879.

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