Recientemente, la Iglesia publicó un artículo informativo sobre el Islam en la revista Liahona . Antes del artículo, una nota previa dice: "Debido a que es importante entender a los miembros de otras religiones, los líderes de la Iglesia sintieron que podría ser de utilidad brindar un resumen de la historia y de las enseñanzas del islam, la segunda religión más grande del mundo."
A pesar de la diferencia en nuestras creencias, ¿en qué forma pueden los Santos de los Últimos Días abordar el hecho de entablar relaciones con los musulmanes?
Antes que nada, debemos reconocer el derecho de los musulmanes de que “adoren cómo, dónde o lo que deseen” (Artículos de Fe 1:11). En 1841, los Santos de los Últimos Días del municipio de Nauvoo aprobaron una ordenanza sobre la libertad religiosa que garantizaba “la libre tolerancia y los mismos privilegios” para “los católicos, presbiterianos, metodistas, bautistas, Santos de los Últimos Días, cuáqueros, episcopales, universalistas, unitarios, mahometanos [musulmanes] y todas las demás sectas y denominaciones religiosas, cualesquiera que sean”.
Una declaración oficial más reciente fue la que hizo la Primera Presidencia en 1978. Específicamente menciona a Mahoma entre “los grandes líderes religiosos del mundo”, y señala que, como ellos, él “recibió una porción de la luz de Dios. Dios dio verdades morales a [estos líderes]”, escribieron los presidentes Spencer W. Kimball, N. Eldon Tanner y Marion G. Romney, “para iluminar a naciones enteras y para brindar un nivel más alto de entendimiento a las personas”.
Debemos recordar, además, que nuestros líderes de la Iglesia por lo general han sido profundamente positivos en su aprecio por el fundador del islam. En 1855, por ejemplo, en una época en la que muchos cristianos tachaban a Mahoma de anticristo, los élderes George A. Smith (1817–1875) y Parley P. Pratt (1807–1857), del Cuórum de los Doce Apóstoles, dieron extensos sermones no solo manifestando un conocimiento impresionantemente amplio e imparcial de la historia islámica, sino también elogiando a Mahoma mismo. El élder Smith destacó que Mahoma “fue sin duda levantado por Dios con el propósito” de predicar en contra de la idolatría, y expresó su simpatía por los musulmanes, de quienes, al igual que los Santos de los Últimos Días, rara vez se escribe “una historia sincera”. El élder Pratt tomó la palabra inmediatamente después y expresó su admiración por las enseñanzas de Mahoma y por la moralidad y las instituciones de la sociedad musulmana.
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