Por qué es un mito que los mormones tienen un monopolio de la verdad y la salvación

El lenguaje de la cultura mormona, como el de la mayoría de las otras culturas, está lleno de contradicciones. Todas las religiones tienen fánaticos intemperantes e incluso, los hombres y mujeres más sabios y buenos pueden decir cosas sin inspiración, absurdas y reprensibles. El erudito religioso Krister Stendahl dijo que al analizar las religiones, es justo calificar a un grupo de fe según sus mejores manifestaciones, no las peores.1

Muchos de los lectores del relato de la Primera Visión de José Smith sienten que se hace una reprimenda punzante a todas las religiones cristianas, al llamarlas una “abominación” ante la vista de Dios. Sin embargo, a pesar de lo severo que pueda haber sonado para los oídos modernos, el lenguaje de José Smith encaja perfectamente a su entorno cultural. Los discursos de épocas anteriores eran muy fuertes y, según, los estándares modernos, sorprendentemente ásperos y ofensivos, llenos de insultos y difamaciones. Los escritores del pasado probablemente sentían que el Jesús del Nuevo Testamento era un modelo prudente a seguir: según el registro bíblico, Cristo llamó a sus detractores malvados, adúlteros, sepulcros blanqueados, hipócritas, serpientes e hijos del diablo.2

Y entonces no es de extrañar que encontremos a Martín Lutero llamando a los judíos "serpientes venenosas" y llenos de "heces del diablo"... que se revuelcan como cerdos. "3 John Knox, padre de la Reforma Escocesa, llamó a la Iglesia Católica una "bestia blasfema"4 y Calvino escribió que los anabautistas fueron condenados con razón por sus "delirios y calumnias"...

El mito de que los mormones tienen un monopolio de la verdad 

El colorido lenguaje de condena del relato de José Smith ha contribuido a un mito particularmente pernicioso que ha influenciado trágicamente en el pensamiento mormón. Esa es la noción de que el mormonismo tiene el monopolio de la verdad, que otras iglesias y tradiciones no tienen nada valioso que contribuir y que los siglos transcurridos entre la muerte de los apóstoles y los acontecimientos de 1820 fueron bastante ruines y carecieron de verdad.

Se deben aclarar dos puntos cruciales aquí, a modo de comentario. Primero, algunos miembros pueden tener ideas desafortunadas. En este sentido, las palabras de Stendahl vuelven a ser relevantes: “ninguna iglesia debe ser juzgada por las lamentables opiniones de los menos iluminados.” Segundo, el Señor y los líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días indicaron enfáticamente una perspectiva diferente. En otras palabras, la idea del monopolio del mormonismo y la inacción de Dios durante los siglos previos a la Restauración calificarían absurdamente a José Smith y personas como John Taylor también.

Si José inicialmente pensó que solo los mormones tenían acceso a la verdad o la bondad, fue corregido abruptamente de su error de percepción un año después de la fundación de la Iglesia. En una revelación de 1831, el Señor le dijo: todos están bajo pecado, “salvo los que he apartado para mí, hombres santos de los cuales no sabéis.14 Las palabras fueron una indicación perspicaz de que aunque José pueda ser un verdadero profeta, los discípulos del Señor no se limitaron a aquellos que se encontraron en la Iglesia restaurada. De hecho, el Señor dirigió una revelación a aquellos que temían que la restauración representara una condena de todas las formas cristianas ya existentes en la tierra.  Él declaró que reconocía a muchas personas como pertenecientes a Su iglesia en 1829, incluso antes de que el evangelio restaurado tomara su forma actual bajo la dirección de José Smith:
“Y por esta causa he dicho: Si los de esta generación no endurecen sus corazones, estableceré entre ellos mi iglesia. Ahora, no digo esto para destruir mi iglesia, sino para edificarla. Por lo tanto, quienes pertenecen a mi iglesia no necesitan temer, porque los tales heredarán el reino de los cielos.” - Doctrina y Convenios 10: 53-55
Otro desarrollo reforzó el creciente aprecio de José por una generosa dispersión de la influencia de Dios más allá de los alcances de una sola institución. Mientras estaba trabajando en la traducción del Libro de Mormón en marzo de 1829, se enteró de su papel en una misión mucho más grande por venir; aparentemente estaba involucrado en la intención expresa de "establecer mi iglesia"16. El modo o proceso aún no se había revelado. Cuando José revisó la revelación de 1829 para la republicación en 1835, cambió la redacción considerablemente para reflejar una comprensión aparentemente nueva de lo que le había sucedido a la iglesia original. A pesar de que la autoridad y las ordenanzas del sacerdocio se habían perdido, la verdad no había desaparecido por completo de la tierra, y Dios no había abandonado a su pueblo al hambre espiritual. El duodécimo capítulo de Apocalipsis, que José y la mayoría de los protestantes leen como una alegoría de la apostasía, señala enfáticamente que, presionado por las fuerzas del mal, la iglesia del Señor no ha sido quitada de la tierra; ella se retira "al desierto", donde "tiene un lugar preparado por Dios". "Allí", se nutre , como Eliseo en la cueva, cuidado por ese Dios que siempre es fiel.17 Aparentemente conmovido por esta idea, José reformuló la sección 4 del Libro de Mandamientos para describir la Restauración como la "venida" de la Iglesia... fuera del desierto."18 Las  doctrinas que habían sido periféricas se convertirían en centrales. Las enseñanzas que habían sido preservadas por unos pocos, estarían disponibles para todos. Aparentemente, Smith asimiló la lección que Jesús enseñó, que aquel que es verdaderamente "instruido en el reino de los cielos" sabe que debe sacar "de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas".19

¿De qué manera nutrió Dios a Su pueblo y mantuvo encendida la llama de la verdad cuando las ordenanzas del evangelio ya no estaban disponibles en su plenitud? Parece que cuando Dios no contaba con profetas, habló a través de poetas y músicos, eruditos además de hombres y mujeres comunes de fe y bondad. Habló a través de la obra de arte Pietà de Miguel Angel y la poesía de Gerard Manley Hopkins y por la música en la Pasión según San Mateo de Bach. Él habló por medio de hombres sabios como Orígenes del II siglo, quien enseño sobre nuestra existencia premortal en la presencia de Dios, de un Dios que sentía nuestro dolor como el Suyo y del amor de un Padre tan infinito que se extendería a toda la familia humana.

Si los mormones tienen la sensación de tener el monopolio de la comprensión de las cosas eternas, o condenan la Edad Oscura como carente de luz y verdad, lo hacen ignorando, y no de acuerdo con, la obra de José Smith y sus fieles asociados. Ciertamente, esto fue para que José Smith restaure el conocimiento de las ordenanzas de salvación y sellamiento y para recibir las llaves del sacerdocio para realizarlas. Pero José también sabía que, como las ruinas de un antiguo templo, "en fragmentos rotos esparcidos, rasgados e inconexos", hermosos restos de la iglesia original yacían sobre ellos, como "fragmentos dispersos del mormonismo".25

Un problema relacionado con las percepciones del monopolio mormonista de la verdad es la impresión de que los mormones afirman tener el monopolio de la salvación. Se hace cada vez más difícil imaginar que un cuerpo de unos pocos millones, en un mundo de siete mil millones, puedan realmente ser el único pueblo escogido por Dios y herederos de la salvación. Eso es porque no lo son. Uno de los malentendidos más inoportunos sobre el mormonismo se encuentra en esta ironía trágica: La visión de José Smith es una de las concepciones más generosas, liberales y universalistas de la salvación en toda la cristiandad. En la sección 49, cuando el Señor se refiere a “hombres santos” sobre quienes José Smith no sabía nada y a quienes el Señor se había reservado. Él indica claramente que los mormones no tienen el monopolio de la justicia, la verdad o la aprobación de Dios. Que los convenios del templo se pueden realizar y guardar aquí o en el más allá, y las ordenanzas de salvación se efectúan en persona o en forma vicaria, significa que nuestra concepción de Su iglesia debe ser tan grande y generosa como el corazón de Dios. Las enseñanzas de José Smith sugieren que la Iglesia se entiende mejor como un portal para los salvos, no como el receptáculo de los justos.

Nuestro Padre Celestial desea que todos seamos Salvos

Como un Dios poderoso, nuestro Padre Celestial tiene la capacidad de salvarnos a todos. Como un Padre amoroso, Él tiene el deseo de hacerlo. Es por eso que, como José Smith enseñó “Dios ha dispuesto que todo espíritu puede ser descubierto en este mundo” no lo ha decidido deliberada y definitivamente para resistir una gracia que es más fuerte que los lazos de la muerte.  Ciertamente, la idea es generosa y fluye naturalmente del Dios que llora de Enoc, el Dios que ha puesto su corazón sobre nosotros. Si algunos pocos inconcebibles persisten en rechazar el curso del progreso eterno, son “los únicos” que serán condenados, enseñó José Smith. “El resto” de nosotros seremos rescatados del infierno de nuestros tormentos personales y la posterior separación de Dios.27

Brigham Young y Lorenzo Snow adoptaron la generosa inclinación de José Smith. Young predicó “Todo fiel metodista que haya cumplido fielmente los requerimientos de su religión… tendrá el cielo tan grande como como alguna vez lo anticipó en la carne y mucho más. Cada presbiteriano, cada cuáquero, cada bautista y cada miembro católico romano… que viva de acuerdo con su mejor luz…tendrá y gozará de todo por lo que vive… Esta es la situación del cristianismo después de la muerte. Pueden ir entre los paganos, o entre todas las naciones existentes… y si han vivido según lo que poseían, así recibirán en adelante. ¿Esa será la gloria? Pueden preguntar. Sí. Gloria, gloria, gloria.”28

Wilford Woodruff al instar a un proyecto integral de investigación genealógica y el sellamiento familiar hasta Adán, lo justificó en términos de su visión ampliada de la salvación. Él dijo: “Todos los que han muerto sin el conocimiento de este evangelio, quienes lo habrían recibido si se les hubiese permitido permanecer, serán herederos de Su reino celestial…”29 Lorenzo Snow estuvo de acuerdo: “Muy, muy pocos de los que mueran sin conocer el evangelio lo rechazarán al otro lado del velo.”30Snow también creía en que Dios persistiría en sus esfuerzos salvadores hasta que lo lograra. "Los antediluvianos rechazaron la palabra de Dios; pero ellos fueron los hijos e hijas de Dios, y. . . Después de dos mil quinientos años, el Señor se reveló a ellos otra vez y les dio otra oportunidad. Entonces ellos sin duda aceptaron. . . . La gente de esta generación puede no recibir nuestro testimonio aquí, pero lo recibirán en algún momento futuro, sea por nosotros o de algunos de los otros siervos de Dios"31

J. Reuben Clark Jr. pensaba lo mismo: "Creo que Dios salvará a todos Sus hijos como pueda...si vivimos injustamente aquí, no vamos a ir al otro lado del velo en el mismo estado, por así decirlo, como aquellos que vivieron justamente; sin embargo los inicuos tendrán su oportunidad, y en los eones de las eternidades siguientes, ellos también podrán escalar hacia los destinos de los justos y servir a Dios.”32 Quizá el principio más importante que debemos recordar sobre nuestro estado después de la muerte se resume mejor en esta declaración de  George Q. Cannon: “No hay nadie a quien Él no tenga el deseo de salvar y para quien no haya preparado una forma de lograrlo.”33

Lamentablemente no todos los mormones se han inclinado a celebrar dicha generosidad cósmica. Brigham Young registró que "cuando Dios reveló a José Smith y Sidney Rigdon que había un lugar preparado para todos, según la luz que habían recibido y por su rechazo del mal y sus obras buenas, fue una gran prueba para muchos, y algunos apostataron porque Dios no iba a enviar a los paganos e infantes a un castigo eterno, sino que tenía un lugar de salvación para todos en su debido tiempo."34 Como Jonás, algunos pocos quieren ver el fuego sobre la cizaña. Al igual que el sirviente resentido en la parábola, una minoría siempre se quejará de que "estos últimos han trabajado sólo una hora, pero los has hecho iguales a nosotros"35.

Sin embargo, otros, encuentran consuelo incomparable con la esperanza de que los cónyuges díscolos, hijos rebeldes o simplemente amigos desinteresados no sean enviados a la interminable perdición. El Élder Boyd K. Packer dijo: “con excepción de unos pocos que han optado por seguir la vía de la perdición, no existe hábito, adicción, rebelión, transgresión, apostasía ni crimen en los cuales no pueda cumplirse la promesa de un perdón completo. Esa es la promesa de la expiación de Cristo.Este conocimiento debe ser tan reconfortante para los inocentes como para los culpables [tal como] los padres que sufren insoportablemente por los errores de sus hijos rebeldes y que están perdiendo la esperanza.36

La generosidad de tal visión necesariamente se extiende desde los habitantes del mundo a las legiones de los muertos. Incluso, “Los muertos que se arrepientan serán redimidos mediante su obediencia a las ordenanzas de la casa de Dios” sostiene D. y C. 138:58. Uno puede dudar de la eficacia del trabajo en el templo, de las ordenanzas que pretenden bautizar a los vivos en nombre de las multitudes que han muerto hace mucho tiempo. Sin embargo, un observador luterano expresa “santa envidia” por el amor manifestado al poner en práctica un programa que busca salvar a todos, vivos y muertos. 38


Adaptación del artículo originalmente escrito por Terryl y Fiona Givens y publicado en ldsliving.com con el título “Why It’s a Myth That Mormons Have a Monopoly on Truth and Salvation.” Traducido al español por www.mormonsud.org y corregido por Dastin Cruz

Notas:

1. Stendahl’s “Three Rules of Religious Understanding” were (1) ask adherents, not enemies, for information; (2) don’t compare your best to their worst; and (3) leave room for “holy envy.” They are unsourced but widely disseminated and attributed to remarks he made at a 1985 press conference in Stockholm where he was serving as a Lutheran bishop.
^2. See Matthew 12:39; 23:27; 15:7; 23:33; John 8:44.
^3. These examples and worse are cited in Robert Michael, Holy Hatred (New York: Palgrave, 2006).
^4. John Knox, “The Order and Doctrine of the General Fast,” in David Laing, ed., The Works of John Knox (Edinburgh: J. Thin, 1895), 6:404.
^5. John Calvin, Steward of God’s Covenant: Selected Writings, ed. John F. Thornton (New York: Random House, 2006), 266.
^6. Joseph Ivimey, A History of the English Baptists (London: Ivimey, 1811), 1:169.
^7. Robert Mansel, Free Thoughts upon Methodists, Actors, and the Influence of the Stage (Hull: Mansel and Craggs, 1814), 5–6.
^8. The Enthusiasm of Methodists and Papists Considered by Bishop Lavington, ed. R. Polwhele (London: A. J. Valpy, 1820), 225–28.
^9. Izaak Walton, The works of that learned and judicious divine, Mr. Richard Hooker (Oxford: Oxford University Press, 1836), 2:476.
^10. Philip Schaff, The Creeds of Christendom: The Evangelical Protestant Creeds (New York: Harper & Brothers, 1877), 487.
^11. Cited in Grant Underwood, The Millenarian World of Early Mormonism (Champaign: University of Illinois Press, 1999), 54.
^12. Edward Beecher, Concord of Ages: or The Individual and Organic Harmony of God and Man(New York: Derby and Jackson, 1860), 92.
^13. Richard Sherlock, “A Mormon Scholar’s Journey to Catholic Faith,” “On the Square,” First Things, 30 August 2012, http://www.firstthings.com /onthesquare/2012/08/a-mormon-scholarrsquos-journey-to-catholic-faith. He quoted the kindred complaint of Edwin Firmage.
^14. D&C 49:8; emphasis added.
^15. D&C 10:53–55.
^16. Book of Commandments 4:5. Received March 1829.
^17. Revelation 12:6, 14; emphasis added.
^18. D&C 5:14.
^19. Matthew 13:52.
^20. Julian of Norwich, Showings, ed. Denise N. Baker (New York: Norton, 2005), XIV.51, p. 71.
^21. Thomas Traherne, “Innocence,” in Selected Writings of Thomas Traherne, ed. Dick Davis (Manchester: Fyfield, 1980), 24–26.
^22. Millennial Star 3.11 (March 1843): 177.
^23. John Taylor, in Journal of Discourses, 26 vols. (Liverpool, England: Franklin D. Richards and Samuel W. Richards, 1851–86; repr. Salt Lake City, 1974), 16:197–98.
^24. Brigham Young, Complete Discourses, ed. Richard S. Van Wagoner (Salt Lake City: Smith-Pettit Foundation, 2009), 3:1480.
^25. “The Religion of the Ancients,” Times and Seasons 4.9 (15 March 1843): 136; Not the Prophet, S.T.P., “To the Editor,” Times and Seasons 5.8 (15 April 1844): 503.
^26. Ehat and Cook, eds., Words, 360.
^27. D&C 76:38–39.
^28. Young, Complete Discourses, 1:569.
^29. Wilford Woodruff, Collected Discourses, ed. Brian H. Stuy (n.p.: B. H. S. Publishing, 1999), 4:74.
^30. Abraham H. Cannon journal, 5 April 1894. Cited in Stuy, ed., Collected Discourses, 4:68.
^31. Lorenzo Snow, in Conference Report, April 1901, 3.
^32. Church News, 23 April 1960, 3.
^33. Henry B. Eyring, “To My Grandchildren,” Ensign, November 2013, 71; quoting George Q. Cannon, Contributor, October 1890, 476.
^34. Young, Complete Discourses, 5:2960. Warren Foote recorded that one “Landon and others had been cut off for rejecting the vision concerning the three glories.” Autobiography (Mesa: Dale Foote, 1997), 5.
^35. Matthew 20:12.
^36. Boyd K. Packer, “The Brilliant Morning of Forgiveness,” Ensign, November 1995.

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