La Disonancia Cognitiva y la Crítica Mormona

Por Michael Ash

En psicología, existe un fenómeno conocido como disonancia cognitiva que es cuando dos pensamientos al mismo tiempo entran en conflicto y están en desarmonía interna. Ocasionalmente podemos tener ideas en conflicto y podemos damos cuenta y otras veces no. Naturalmente, tomamos medidas para aliviar ese malestar. Generalmente, buscamos apartarnos de la causa de la incomodidad.

Ejemplos de disonancia cognitiva sería cuando hemos excedido los límites de velocidad permitidos. Al darnos cuenta de que lo hemos hecho puede crear una disonancia cognitiva. ¿Cómo reducimos esa incomodidad? Con excusas. Tengo poco tiempo y esta cita es más importante que una ley menor que podría estar violando. Las posibilidades de que me detengan son mínimas. La ruta está muy tranquila. Soy un conductor experimentado, etc, etc. Otro ejemplo es cuando una persona tiene que enfrentar los hechos y decir: "Miren, estábamos equivocados, esto está mal, estoy extremadamente decepcionado". Sin embargo se niega a hacer eso y en su lugar da algún tipo explicación, lo cual sería es una deshonestidad intelectual".

Cada persona asigna diferentes niveles de importancia a sus diversas creencias (o “cogniciones”) y su peso está determinado por una variedad de factores. Si su doctor le dice que debe comer palomitas de maíz para la mejora de su tracto intestinal, tendrá más credibilidad que si se lo aconsejara el vendedor del kiosco en el cine. Del mismo modo, los miembros activos de la Iglesia tendrán una tendencia a dar crédito al consejo de líderes de la Iglesia, en temas espirituales, antes que a un sicólogo o conductor de programa televisivo.

Críticas a nuestra Creencias

El material crítico puede zarandear, y ha zarandeado, la fe de Santos de los Ultimos Días activos. Ha asesinado testimonios o los ha dañado hasta un punto cercano a la extinción. Los críticos [SUD], sin embargo, creen generalmente que todos los mormones escogen un enfoque emocional, poco racional, o irracional para resolver sus disonancias cognitivas. ¿Por qué? De acuerdo a los críticos, ningún individuo racional puede estudiar la evidencia y permanecer como creyente a menos que esté drogado o en absoluta negación. Los críticos, por supuesto, optan del mismo modo por un enfoque emocional y poco racional para mantener su falta de creencia cuando se los confronta con evidencia que apoya al mormonismo. Aunque es muy posible que algunos mormones resuelvan sus disonancias de modos poco racionales, otras teorías sugieren que la gente con creencias religiosas tiene a menudo formas racionales para permanecer como creyente, a pesar de las evidencias conflictivas."

Solución para nuestro malestar 

1. Rechazar la nueva información como “Falsa” 

Podemos rechazar la información anti-mormona como falsa – creyendo que los críticos inventaron sus reclamos o tomaron la información fuera de contexto. Al descartar la información ofensiva como propaganda anti-mormona podemos resolver cualquier malestar emocional y protegernos contra disgustos futuros. Esta elección puede ser efectiva porque, en realidad, muchas declaraciones anti-mormonas suelen ser inventos o están tomadas fuera de contexto.

2. Rechazar la nueva información como “Poco Importante” 

Podemos decidir que el descubrimiento que zarandea nuestra fe es irrelevante en relación a creencias religiosas más profundas. Puede ser que sintamos que nuestra aceptación del evangelio está basada en un testimonio espiritual – que tiene mucho mayor peso dentro de nuestras convicciones espirituales que fuentes poco fiables. La mayoría de nosotros no tenemos el tiempo, la energía o los recursos para encontrar respuesta a cada acusación, de modo que a menudo puede parecer natural dejar de lado la información conflictiva como poco importante al poseer ya una convicción de que la Iglesia es verdadera.

3. Cambio de Cogniciones o Creencias.

Algunos individuos no tienen la capacidad de descartar descubrimientos generadores de dudas como falsos o poco importantes. La nueva información, que compite con la anterior, puede sonar persuasiva o provenir de una fuente creíble – lo cual agrega peso a las cogniciones en competencia. Aún cuando ambas cogniciones parezcan balanceadas, nos provoca ansiedad. Esta ansiedad puede transformarse en un gran malestar hasta que buscamos restaurar una consonancia cognitiva (“armonía de pensamiento”). Cuando se reduce la tensión, nos sentimos mejor. De hecho, muchos ex-mormones declaran que sufrieron importantes tensiones emocionales antes de dejar el mormonismo pero, eventualmente, sintieron alivio una vez que lo hicieron. Por supuesto, si se está desarrollando una disonancia cognitiva, el mismo alivio sentirán aquellos que llegan a un acuerdo con los temas difíciles y permanecen en la Iglesia. En cualquiera de los dos escenarios, la molestia causada por la disonancia cognitiva queda resuelta.

Una vez que el malestar se ha aplacado y se han decidido a dejar la Iglesia, muchos ex –miembros evitan disonancias cognitivas futuras que podrían provenir de evidencia que favorece las afirmaciones de la Iglesia. Para aliviar esa tensión generalmente explican los argumentos pro SUD de los mismos dos modos poco racionales en los que muchos miembros explican la literatura anti mormona – concluyen que su antiguo testimonio era o bien falso (tal vez el resultado de sentimientos, esperanzas, deseos o confirmación basada en sus propias tendencias), o lo rechazan como poco importante (ningún testimonio espiritual puede competir con la nueva “verdad” percibida a través de la evidencia conflictiva secular o histórica). Como algunas de sus contrapartes creyentes, a menudo evitan literatura que va en contra de sus creencias o, en este caso, su falta de creencia. En otras palabras, evitan aquellas evidencias que fortalecen los argumentos mormones. Generalmente deciden de antemano que todo estudio catedrático Santo de los Ultimos Días está tergiversado o no es fiable, sin siquiera leer ese material. Al descartar toda investigación de estudiosos mormones que desafía su falta de creencia, evitan repetir su experiencia de ansiedad sicológica. Es bastante común, por tanto, encontrar críticos que parecen desconocer a los catedráticos SUD y a los estudios defensivos, y sin embargo aseguran que los argumentos anti SUD prueban que el mormonismo es un fraude. Un crítico anónimo de Internet, por ejemplo, declara que hay evidencia de que el Libro de Abraham es un fraude, mientras simultáneamente reconoce que no está familiarizado con las más recientes refutaciones catedráticas de esas acusaciones anti mormonas. Otro crítico on-line afirma que no tiene intención de leer argumentos de estudiosos SUD ya que sería “una increíble pérdida de tiempo”. Estaba satisfecho, alardeaba, de saber que la verdad no está en el mormonismo, y no tenía necesidad de analizar contra argumentos. Han llegado a la conclusión de que la Iglesia no es verdadera, creen que las explicaciones anti-mormonas proveen evidencia para sus decisiones y no buscan respuestas una vez que sus mentes se han decidido (de hecho, examinar respuestas a favor de la Iglesia podría recrear la disonancia cognitiva). Irónicamente, los críticos son usualmente los que declaran ser de mente abierta, en contraste con los mormones de mente cerrada. Varios ex mormones, por ejemplo, han dicho que su oposición a la Iglesia es tan fuerte que no desearían regresar a pesar de cualquier nueva información que pudiese surgir. De acuerdo con una encuesta informal confeccionada sobre unos 400 ex miembros, en 2001, más de la mitad declaró que “nada” podría abrir las puertas para retornar al mormonismo. Es notable ver que algunos ex miembros, que afirman haber abandonado sus creencias por razones puramente intelectuales, en realidad se rehúsan a examinar argumentos intelectuales SUD por razones no intelectuales.

4. Adicionar Cogniciones o Información para Validar la Creencia Original 

La información adicional de apoyo puede cambiar el peso de la evidencia a favor de nuestras creencias originales. Como ejemplo del Libro de Mormón exploremos el argumento anti-mormón de que las planchas no podrían estar hechas de oro porque habrían sido demasiado pesadas para que José las transportara mientras corría por el bosque huyendo de quienes lo habían emboscado. Sin embargo, si adicionamos el conocimiento de que se dice de las planchas que tenían la apariencia de oro y de que los antiguos mesoamericanos utilizaban metales con apariencia de oro que pesaban menos que el oro puro, descubriremos que la cognición anti –  mormona no supera a la cognición pro – mormona.

Son numerosos – y a menudo complejos – los factores que contribuyen a la creencia o falta de creencia de cada persona. Sin embargo, he notado algunos elementos en común entre aquellos que abandonan la Iglesia por razones supuestamente intelectuales. Muchos ex mormones que tuvieron un testimonio de la Iglesia también tenían un punto de vista fundamentalista acerca de las escrituras así como de la naturaleza y rol de los profetas. Estas percepciones son verdaderos bloques de tropiezo enfrentadas a temas intelectuales desafiantes. La mayoría abraza conceptos, creencias y posiciones sin siquiera pensar en cuestionarlos. Desafortunadamente, de modo ocasional, confundimos creencias con enseñanzas periféricas – tales como rumores, tradiciones u opiniones personales – con doctrinas SUD. A veces ni tenemos idea de cómo pensar fuera del esquema de interpretación SUD (aun cuando esas interpretaciones puedan basarse en tradiciones más que en revelaciones), o de cómo manejar temas complejos y controvertidos. Si edificamos nuestra casa de paja sobre ideologías no doctrinales, y la estructura colapsa sobre los cimientos arenosos de la mala comprensión, todo nuestro sistema de creencias puede tambalearse también. Podríamos asumir, por ejemplo, que todos los profetas de todas las épocas entendieron todos los principios, doctrinas y prácticas del evangelio del mismo modo. Podríamos – quizás inconscientemente – asumir un enfoque fundamentalista y rígido al categorizar a las personas y a los principios. Tal vez creamos que un profeta es siempre espiritual, sabio, amable y disciplinado; jamás podría errar en asuntos religiosos ni tener creencias falsas. A veces podríamos, sin mala intención, ver las cosas en poco ambiguos blancos y negros. “Los mormones tienen la verdad, otros no”, podemos concluir. O, “pagar los diezmos asegura estabilidad financiera; no pagarlos conducirá a la ruina”. “El Espíritu habla a los mormones pero no a los no-mormones”. “Si vives rectamente todos tus hijos irán a la misión y se sellarán en el templo. Si tus hijos se apartan o tu vida está llena de problemas, es porque no estás viviendo rectamente”. Tal escenario mental fundamentalista en blanco y negro nos puede conducir a serios problemas. O hubo caballos en la antigua América, puede pensar la mente fundamentalista, o el Libro de Mormón es falso. O hubo un diluvio a escala mundial que eliminó prácticamente toda vida, o la Biblia es falsa. Para el fundamentalista no existe término medio. Si descubren por información persuasiva que no hubo un diluvio universal, o que los caballos actuales estaban ausentes en la antigua América, su ideología completa se desvanece bajo sus pies. Y cuando alguna gente se aparta – aunque sea por presunciones falsas – ni nuevo conocimiento o contra evidencia logra resucitar su testimonio.

Con bastante frecuencia, de manera muy poco crítica aceptamos lo que leemos o escuchamos – aún de fuentes tales como líderes de la Iglesia o publicaciones de la Iglesia. No es que, por lo general, sus palabras no sean verdad, pero debemos utilizar nuestros cerebros tanto como nuestros espíritus cuando estudiamos el evangelio. El Presidente N. Eldon Tanner se quejó sobre “la tendencia de los miembros de la Iglesia a leer las publicaciones oficiales con…una aceptación desprovista de crítica, sin involucrarse en el proceso de pensamiento, juicio y confirmación inspirada que hace posible un genuino diálogo interior con la palabra hablada o escrita”.

Demasiado a menudo, aceptamos rumores sin filtrarlos críticamente, incluyendo rumores que promueven la fe, en vez de los hechos; tradiciones, especulaciones y opiniones, en vez de revelación; y expectativas poco realistas e ilusorias sobre los profetas y las escrituras en vez de una perspectiva realista y madura. Resumiendo, debemos reconocer la necesidad de abrir nuestras mentes y entender potencialmente temas del evangelio de modos en que antes no los hemos visto. “La desilusión”, observa la sicóloga Dra. Wendy Ulrich, “es una cosa buena. No deseo una vida basada en ilusiones, por tanto, desilusionarme es muy valioso para mí”. Las ilusiones y conceptos errados son muñecos de paja – se destruyen fácilmente con la información correcta. A veces, parte de nuestro testimonio – como lo evidencian las declaraciones de muchos ex mormones – puede, sin darnos cuenta, estar basado en ilusiones y conceptos falsos.

Inoculación

Si bien agregar cogniciones puede rescatar a un testimonio dañado, un cambio de paradigma, antes de que surjan los temas conflictivos, a menudo sirve como vacuna contra el síndrome de fe zarandeado. De todos modos, la inoculación también puede producir su propio daño.

Dan Peterson , escribiendo en un foro, ofreció este ejemplo basado en una disertación a la que asistió presentada por el fallecido Stanley Kimball con relación a la complejidad de la historia mormona. Kimball habló de tres niveles de historia mormona. El nivel A, dijo, es la versión de la Escuela Dominical. Todo en el nivel A es obviamente bueno, verdadero y armonioso. El nivel B es la versión anti mormona de la misma historia. En este nivel, todo lo que parecía bueno, verdadero y armonioso se transforma en malvado, falso y caótico. Señaló que la Iglesia normalmente intenta mantener a sus miembros en el nivel A, o, al menos, no siente ninguna obligación institucional de llevarlos a un nivel más profundo. ¿Por qué no? Porque se pierden almas en el nivel B. Y, aunque el nivel C pueda ser más deseable académicamente, no puede llegarse a él sin cierta exposición al nivel B. Si él estuviera en una posición de liderato, aseguró, probablemente tomaría la misma decisión. Una vez que miembros de la Iglesia han estado expuestos al nivel B, sin embargo, su única esperanza es alcanzar la versión más rica y compleja de la historia que se halla en el nivel C – el cual, aseguraba él y yo estoy de acuerdo, vuelve a ser esencialmente, aunque más profundamente, como el nivel A. La única cura para mala historiografía es mejor historiografía. El único remedio para malos argumentos anti mormones son mejores contra argumentos…

No todos necesitan el nivel C. Pero algunos sí, ya sea porque el nivel B les produce molestias o porque encuentran el nivel A poco nutritivo de algún modo. Muchos buenos santos vivirán todas sus vidas en el nivel A, y serán salvos. Para alcanzar el nivel C debemos desear ser más maduros en nuestras creencias, actitudes y perspectivas; debemos estar deseosos de abandonar fantasías idealistas, mitos y folklore; deberemos agregar nuevas cogniciones (o creencias) a nuestra visión del mundo, y debemos tener las mentes suficientemente abiertas para sintetizar cogniciones en conflicto. Afortunadamente, para aquellos que están luchando con temas desafiantes, tenemos la ventaja de vivir en una época en que los estudiosos, tanto SUD como no SUD, han hecho una importante contribución a nuestro entendimiento tanto de la historia de las escrituras como de la historia mormona. Vivimos en un período en el que perspectivas adicionales pueden mejorar nuestra preocupación sobre temas desafiantes – los que, a su vez, pueden enternecer nuestros corazones a los susurros del Espíritu permitiéndonos recibir un testimonio espiritual.

Como dijera Sir Francis Bacon, ipsa scientia potestas est (el conocimiento es poder). Es nuestro deseo que más miembros puedan fortalecer sus testimonios al abrazar el conocimiento de la investigación y apología SUD.


Michael Ash es un miembro de la Iglesia, nacido en Florida pero actualmente viviendo en Ogden, Utah. Con su esposa Christine son padres de tres hijas y abuelos de cuatro nietos. Integra el equipo de FAIR (Foundation for Apologetic Information & Research) (Fundación para Investigación e Información Apologética), una organización internacional, voluntaria, sin fines de lucro, que produce material defendiendo la fe de los Santos de los Últimos Días y responde preguntas a miembros e investigadores sobre temas conflictivos. También ha escrito para FARMS(Foundation for Ancient Research and Mormon Studies) (Fundación para la Investigación de la Antigüedad y Estudios Mormones, hoy Maxwell Institute), Dialogue, Sunstone Magazine y Deseret News. Además, dirige su propio website: MormonFortress.com. En 2008 publicó Shaken Faith Syndrome. La disertación que presentamos a continuación es la introducción a su libro en la Conferencia de FAIR del año 2008. Los conceptos allí esgrimidos y la importancia de su fundamentación hacen que lo incorporemos a nuestro blog.

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