"Crean en las hermanas" se les dice a los Obispos SUD, cuando se enteran de abuso conyugal

Por Dastin Cruz

Tras los recientes casos de abuso doméstico en la Casa Blanca, esto llego hasta las puertas de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cuando el asistente de la Casa Blanca, Rob Porter, renunció a su trabajo como secretario de personal porque se supo que sus dos ex esposas lo habían acusado de abuso. Al ser miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y un ex misionero mormón, esto ha generado polémica y se empeoró cuando Jennifer Willoughby y Colbie Holderness, ex esposas de Rob Porter, dijeron que habían acudido a sus obispos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días sobre el abuso cuando sucedía, y que se minimizó o se desestimó su abuso.

Debido a esto la prensa como Huffington Post ha dicho que la iglesia mormona tiene un problema de violencia doméstica y que la política oficial de la iglesia no es suficiente pues "Hay una gran vergüenza cultural y religiosa en el mormonismo en torno al divorcio que ejerce una presión especial sobre las mujeres para mantener los matrimonios intactos y preservar la familia eterna."

Eric Hawkins, vocero de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en respuestas a estos casos declaró "cero tolerancia" para el abuso. Él dijo: "Es difícil hablar de circunstancias específicas sin la información completa de todos los involucrados, pero la posición de la iglesia es clara: no hay tolerancia para el abuso de ningún tipo", dijo Hawkins. "A los líderes de la iglesia se les da instrucciones sobre cómo prevenir e informar el abuso y cómo cuidar de aquellos que han sido abusados".

Las enseñanzas de la Iglesia también instruyen clara y repetidamente que no se permite el abuso de ningún tipo. La política SUD impide que aquellos que abusan de otros puedan entrar al templo o servir a la iglesia. El "Manual de Instrucciones de la Iglesia", un documento proporcionado para los obispos que dirigen la iglesia a nivel local, enfatiza la prohibición de abusos y recomienda contactar asesores legales y terapeutas profesionales en tales casos.

Mencionare aquí algunos puntos que se han resaltado, como el hecho que nuestros obispos al ser voluntarios laicos, no son profesionales capacitados sobre consejería y violencia doméstica y que la capacitación que la Iglesia da a los obispos, la reciben mientras ya están sirviendo su llamamiento y no de antemano como preparación para el mismo. Otro punto que se ha mencionado es que el sistema laico de la iglesia es completamente patriarcal, haciendo que sea difícil para las mujeres presentarse y ser creídas. Ha creado situaciones en las que los hombres probablemente conozcan a los acusados y los crean a ellos en vez de sus parejas, particularmente cuando los hombres parecen exteriormente devotos y afectuosos.

Julie de Azevedo Hanks, una terapeuta profesional SUD de Salt Lake City advierte a los líderes SUD contra "tomar partido o aconsejar a las parejas donde hay violencia física". Al mismo tiempo, Hanks argumentó que es "injusto esperar que un clero laico sepa cómo manejar cada posible situación familiar sin capacitación". A menudo, amigos y familiares, señaló, "ni siquiera saben cómo ayudar a la pareja o apoyar a la víctima"

Peggy Fletcher Stack de Salt Lake Tribune escribió: "Cuando las mujeres mormonas toman la valiente pero agonizante decisión de decir a sus obispos SUD que sus maridos las están abusando, los clérigos voluntarios tienen una obligación inicial: 'Crean a las hermanas'. Ese es el consejo que proviene de líderes laicos mormones y activistas SUD, de expertos externos y miembros de base."

Salt Lake Tribune reporta que este ambiente de acusaciones han hecho que varias mujeres en Utah compartieran sus historias traumáticas de abuso doméstico y de como obispos SUD no las creyeron o como otros tomaron medidas para protegerlas. Alguno obispos aconsejaron desde adelgazar, vestirse mejor, agradar más a sus maridos, leer juntos las escrituras, ir más seguido a un templo, arreglar su propia conducta, arrepentirse y perdonar a sus maridos hasta permanecer en relaciones peligrosas, preservando sus matrimonios a toda costa.  Hubo otros casos, por supuesto, cuando recurrir a los obispos demuestra no solo ser beneficioso para las víctimas de abuso, sino también salva vidas. En un caso su Obispo le dijo: "No puedo aconsejarle que se divorcie, pero hay cosas peores que el divorcio". El obispo la ayudó a mudarse, conseguir comida, abrir una cuenta para pagar el alquiler y asegurarse de que ella estuviera a salvo. Su sucesor hizo lo mismo.

Jennifer Oxborrow, directora ejecutiva de Violencia Doméstica en Utah señalo que el abuso no se limita a los mormones sino que está presente a lo largo del espectro religioso y socioeconómico, pero dado que el mormonismo es la fe predominante de Utah, constituyen la mayor parte. Enfrentar el abuso conyugal es difícil y complejo en cualquier circunstancia, no solo para los mormones y su clero voluntario. "He trabajado como terapeuta durante años", dijo Oxborrow, "y muchas veces he dicho las cosas mal".

David Cook, un abogado en el norte de Nueva York, quien fue obispo en sus 30 años antes de convertirse en presidente de estaca, presidente de misión y setenta de área, dijo que hay más de 30,000 obispos que supervisan las congregaciones en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días de casi 16 millones de miembros. La gran mayoría trata de ser justo y honesto en la forma en que manejan las acusaciones de abuso doméstico. Hablando por sí mismo y no por la iglesia, Cook estuvo de acuerdo en que el ideal mormón del matrimonio eterno infunde "un mayor deseo o compromiso por parte de las parejas SUD para tratar de salvar sus matrimonios". Cook enfatizó que cuando fue obispo "Intentamos, en nuestra estaca, proporcionar un entrenamiento bastante extenso con nuestros obispos [trayendo] a muchos expertos y consejeros externos". Cook también les recuerda a los obispos que no ofrezcan la experiencia que no tienen y los insta a que se sometan a los profesionales. "No temas nunca decir 'No sé y veré como 'te puedo averiguar' o 'Te referiré a alguien que sí lo sepa'".

"Ningún hombre que maltrate a su esposa o a sus hijos es digno de considerarse un miembro de buena conducta en esta Iglesia" dijo el entonces presidente de la iglesia Gordon B. Hinckley en 1998 "El maltrato a la esposa y a los hijos de uno constituye una grave ofensa ante Dios y el que incurra en ello debe esperar ser sometido a la disciplina de la Iglesia."


El presente artículo se basa en el artículo "Mormon bishops are told to ‘believe the sisters’ when they learn of marital abuse — but they don’t always do so" publicado en Salt Lake Tribune.

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