La ordenanza del Lavamiento de los Pies

Poco antes de Su crucifixión, Jesucristo lavó los pies de Sus apóstoles para cumplir con la tradición y la ley judía y estableció esa práctica como una ordenanza (véase TJS, Juan 13:10). Sobre el tema del Lavamiento de los Pies en la Enciclopedia del Mormonismo leemos:
La ordenanza del lavamiento de los pies realizado por Jesucristo tras la Última Cena con sus apóstoles fue un gesto de humildad. En medio del debate sobre quién sería el mayor en el reino, Jesús demostrando lo que había enseñado, se quitó el manto y llevo a cabo esta humilde tarea, enseñando que el que quien sería un líder debe ser un servidor (Juan 13: 1-8; véase D. y C. 88: 141). La Traducción de José Smith añade esta explicación acerca de este suceso: " ésta era la costumbre de los judíos bajo su ley; por tanto, Jesús hizo esto para que la ley se cumpliese." (Juan 13:10 TJS). Por esta aclaración, se muestra que el lavamiento de los pies era una ordenanza de la ley de Moisés. 
No hay una explicación clara del lavamiento de los pies en el Antiguo Testamento, aunque es evidente que se trataba de una costumbre social, de la administración de amabilidad para un invitado. El lavamiento de los pies no se menciona en el Libro de Mormón, y solo se menciona brevemente en la Doctrina y Convenios 88:138-141.
Tocante a esa ordenanza, el élder Bruce R. McConkie, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
El lavamiento de los pies es una ordenanza del Evangelio; es un rito santo y sagrado que efectúan los santos al amparo del retiro que brindan los santuarios de los templos. No se efectúa ante el mundo ni se proporciona a las personas mundanas. Jesús la instituyó para Su época y dispensación en el aposento alto, al momento de la Última Cena.

Nuestro Señor hizo dos cosas al realizar la ordenanza: primero, cumplió con la antigua ley dada a Moisés; y segundo, instituyó una ordenanza sagrada que habían de efectuar los administradores legítimos entre Sus verdaderos discípulos, de ese día en adelante.

Como parte de la restauración de todas las cosas, se ha restaurado la ordenanza del lavamiento de los pies en la dispensación del cumplimiento de los tiempos …

En estos días el conocimiento relativo al lavamiento de los pies se ha revelado paso a paso hasta que ahora forma parte de las ordenanzas reveladas de la casa del Señor(Mormon Doctrine, 2da. ed., 1966, págs. 829, 831]) (Doctrinal New Testament Commentary, 3 tomos, [1966–73], 1:708, 710).
En Doctrina y Convenios 88:138–141, se hace referencia a la restauración de esta ordenanza para aquellos líderes de la Iglesia que formaban parte de la escuela de los profetas. Esta escuela fue organizada por mandato del Señor a José Smith con el fin de capacitar a los hermanos en todo lo pertinente al Evangelio y al reino de Dios. Esta se organizo en Kirtland, Ohio (EE. UU.), durante el invierno de 1832–1833. Los miembros de la Escuela fueron seleccionados cuidadosamente como miembros con la ordenanza del lavamiento de los pies (History of The Churh, vol. 1, pág. 322-323.)

Cuando los santos construían el templo de Kirtland, el profeta José Smith dijo que la ordenanza del lavamiento de pies debía efectuarse en el templo (véase Enseñanzas del Profeta José Smith, págs. 117–120). Dicha ordenanza había de ser parte de un conjunto mayor de ordenanzas que habían de recibirse en el templo, las cuales nos invisten de poder para que podamos hacer la obra que se nos pide en esta vida, del mismo modo en que esta primera administración de la ordenanza ayudó a los primeros líderes de la Iglesia a prepararse para sus labores. (Doctrina y Convenios e Historia de la Iglesia: Guía de estudio para el alumno, (2000), 103–105) Esta ordenanza del lavamiento de los pies formaría parte la de la investidura que se recibiría en el Templo de Kirtland en 1836, ya que la investidura del templo de Kirtland consistía en lavamientos, lavamiento de pies, unciones, y el sellamiento de la misma.

Oliver Cowdery dio más detalles de una de esas reuniones de preparación para el templo, al notar la forma en que los Santos de los Últimos Días siguieron los modelos del Antiguo Testamento de los lavamientos y unciones de los sacerdotes para el servicio  del templo.  Oliver escribió que se reunió con José y con otros en la casa de José.  “Y después de que se preparó  agua pura, oraron al Señor y procedieron a lavarse mutuamente el cuerpo , y lo bañaron con whiskey, perfumado con canela.  Esto lo hicimos para que pudiéramos estar limpios delante del Señor para el día de reposo, confesando nuestros pecados y haciendo convenios de ser fieles a Dios.  Mientras efectuábamos estos lavamientos con solemnidad, nuestras mentes se llenaron con muchas reflexiones acerca de lo apropiado de hacerlo, y la forma en que antiguamente los sacerdotes siempre acostumbraban lavarse antes de ministrar delante del Señor.” [Oliver Cowdery Sketch Book, 16 de enero de 1836, Biblioteca de Historia de la Iglesia.]

El élder Bruce R. McConkie en su libro Doctrina Mormona resume estos acontecimientos:
Como parte de la restauración de todas las cosas, en esta dispensación se ha restaurado la ordenanza del lavamiento de los pies. Para mantener el modelo de los principios y prácticas reveladas línea sobre línea y precepto por precepto, el Señor ha revelado su voluntad respecto al lavamiento de pies poco a poco, hasta que se ha dado el conocimiento y la investidura del templo, completos.

El 27 de diciembre de 1832, se dio el siguiente mandamiento a "los primeros obreros de este último reino": que "os santifiquéis; sí, purificad vuestro corazón y limpiad vuestras manos y vuestros pies ante mí, para que yo os haga limpios; a fin de que pueda testificar a vuestro Padre, y vuestro Dios y mi Dios, que sois limpios de la sangre de esta perversa generación." (D. y C: 88:74-75.) En esa misma ocasión les vino el mandamiento de organizar una escuela de profetas con la expresa estipulación: "no recibiréis entre vosotros a nadie en esta escuela, a menos que esté limpio de la sangre de esta generación"; y será recibido mediante la ordenanza del lavamiento de los pies, porque para este fin fue instituida. (D. y C. 88:127-141.) En el caso de esta escuela la ordenanza debe ser hecha por el Presidente de la Iglesia. De acuerdo con esta revelación el 23 de enero de 1833 el Profeta lavó los pies de los miembros de la escuela de profetas. El escribió: 'Por el poder del Espíritu Santo los declaré a todos limpios de la sangre de esta generación." (Historia de la Iglesia, vol. 1. pág. 322-324; vo1.2, pág. 287.) Más tarde fueron llamados y ordenados los apóstoles y el 12 de noviembre de 1835 el Profeta les habló sobre el lavamiento de pies en lo que a ellos se refería: "El tema sobre el cual quiero llamar vuestra atención de manera particular, es la ordenanza del lavamiento de lo pies.

Nosotros (es decir los Doce) aún no lo hemos hecho, pero ahora es necesario, tanto como lo fue en los días del Salvador; y debemos tener un sitio preparado en el que podamos efectuar esta ordenanza fuera del mundo. No hemos deseado tanto de manos del Señor por medio de la fe y la obediencia, como deberíamos haber hecho, sin embargo hemos disfrutado grandes bendiciones y no estamos tan consciente de esto como debiéramos.. . Debemos tener todas las cosas preparadas, y reunirnos en asamblea solemne tal como nos lo mandó el Señor para que podamos completar su gran obra, y esto debe ser hecho a la manera de Dios. Se debe preparar la Casa del Señor y llamar y organizar en ella la asamblea solemne de acuerdo con el orden de la casa de Dios; y en ella debemos realizar la ordenanza del lavamiento de los pies. Nunca fue destinado a otros que no fueran miembros oficiales. Con ello se busca unir nuestros corazones, para que seamos uno en sentimiento y que nuestra fe sea fuerte para que Satanás no pueda vencernos, ni que tenga aquí ningún poder sobre nosotros.

No podéis ahora comprender la ordenanza por la que estáis tan ansiosos, ni la pudo explicar Gabriel para el entendimiento de vuestras oscuras mentes, pero esforzáos para estar preparados en vuestros corazones, sed fieles en todas las cosas, para que cuando nos reunamos en asamblea solemne, es decir, cuando Dios nombre a los miembros oficiales que se deberán reunir, debemos estar enteramente limpios. . . El orden de la casa de Dios ha sido y siempre será el mismo, aún después que Cristo venga; y después que terminen los mil años, será igual; y finalmente entraremos al reino celestial de Dios y gozaremos de él para siempre." (Historia de la Iglesia, vol. 2 pág. 308-309.)

El domingo 27 de marzo de 1836, como parte de los servicios dedicatorios del Templo de Kirtland, la congregación cantó el glorioso himno; "El Espíritu De Dios", tal como lo cantaban entonces, uno de los versos decía: Lavaremos y seremos lavados y ungidos con aceite, sin omitir el lavamiento de los pies; pues quien recibió lo que debía seguramente estará limpio en la cosecha del trigo. El 29 y 30 de marzo de 1836, los hermanos líderes, incluyendo la Primera Presidencia, Consejo de los Doce, obispados y presidentes de quórumes participaron de la ordenanza del lavamiento de los pies. (Historia de la Iglesia, vol. 2, pág. 426, 430-431.)

Se debe recordar que la investidura dada en el Templo de Kirtland era parcial y que no hubo ordenanzas completas hasta que los santos se establecieron en Nauvoo. (Doctrina de Salvación, vol. 2, pág. 227-228.) La investidura completa - que se menciona en la revelación recibida el 19 de enero de 1841 (D. y C. 124:36-41) - incluyendo lavamientos y unciones, salvo en circunstancias poco comunes, se deben administrar en los templos del Señor. Así, el conocimiento respecto al lavamiento de los pies ha sido revelado en este tiempo, paso a paso hasta que su total conocimiento está ahora incorporado en las ordenanzas reveladas de la casa del Señor. Obviamente las personas apóstatas del mundo, al no tener revelación que los guíe, no pueden cumplir el mandamiento que el Señor les dio en la última cena. 2. En ciertas circunstancias, cuando son movidos por el Espíritu solamente, los élderes deben limpiar sus pies como testimonio contra los que rechazan su testimonio. "Y en cualquier lugar donde entréis, y no os reciban en mi nombre, dejaréis una maldición en vez de una bendición, sacudiendo el polvo de vuestros pies en contra de ellos como testimonio, y lavando vuestros pies junto al camino." (D. y C. 24:15; 75:20; Mat. 10:14-15; Marc. 6:11; Luc. 9:5; 10:10- 12; Hec. 13:51.) "Apartáos de quien no os reciba, y estando a solas, lavaos los pies con agua, agua pura, sea en tiempo de frío o calor, y dad testimonio de ello a vuestro Padre que está en los cielos y no volváis más a tal hombre. Y haced lo mismo en cualquier aldea o ciudad en donde entréis. Sin embargo, buscad diligentemente y no desmayéis; y ¡ay de aquella casa, o aldea, o ciudad que os rechace a vosotros, vuestras palabras o vuestro testimonio concerniente a mi!" (D. y C. 84:92-94; 99:4.)
El Dr. Daniel H. Ludlow también ha hablado de esta ordenanza:
Esta ordenanza del Evangelio ha sido restaurado en esta dispensación. Cuando se organizó la Escuela de los Profetas, el Señor indicó que los miembros deben recibir "mediante la ordenanza del lavamiento de los pies, porque para este fin [el que vosotros debáis estar limpio de la sangre de esta generación] fue la ordenanza del lavamiento de los pies "instituida"(D. y C. 88: 139.). La ordenanza del lavamiento de los pies ahora se ha incorporado en las ordenanzas que deben ser administradas en la Casa del Señor según se ha revelado (Daniel H. Ludlow, Companion to Your Study of the Doctrine and Covenants, vol. 2 , 322-323.)
En la revelación respecto al lavamiento de los pies no hay ninguna relación directa con "sellar para vida eterna", sin embargo se registra que José Smith lo hizo. Matthew Brown, un estudioso del templo, señala:
El Señor menciona en una revelación el 1 de noviembre 1831 que había otorgado a sus discípulos la autoridad para "sellar, tanto en la tierra como en el cielo" (D. y C. 1: 8). Durante el mismo mes, indicó que Dios el Padre revelaría a sus siervos que deberían ser sellados "para vida eterna" por este poder (D. y C. 68:12). Entonces el Señor introdujo la ordenanza del lavamiento de pies como el medio por el cual una persona pueda ser traído "limpia de la sangre de esta generación" (D. y C. 88:138-141), y cuando José Smith administró esta ordenanza, afirmó que quienes recibieron no sólo estaban "limpios" en un sentido ritual, sino también fueron "sellados para vida eterna" (HC, 1: 323-24; véase también MD, 829-32). [Matthew B. Brown, The Gate of Heaven, 235.]
Algunos otros han postulado en base a ello que la ordenanza del lavamiento de pies formaba parte o precedió a la posterior ordenanza de la Segunda Unción [Buerger, David John (1983), "The Fulness of the Priesthood": The Second Anointing in Latter-day Saint Theology and Practice", Dialogue: A Journal of Mormon Thought]

Se puede resumir en base de los registros que mencionan la ordenanza del lavamiento de pies que se realizo (1) en la Escuela de Profetas, luego (2) en la investidura recibida en el templo de Kirtland, también (3) como preparación para la ordenanza de la Segunda Unción según se supone y finalmente (4) sobre su administración moderna, solo indicar que forma parte de las ordenanzas reveladas que se realizan en la Casa del Señor


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

@mormonorg