El libro de Helamán registra tanto los triunfos como las tragedias que hubo entre los nefitas y los lamanitas. En él se lee acerca de intrigas políticas, bandas de ladrones, rechazo de los profetas y orgullo e incredulidad por toda la tierra. Asimismo, hallamos ejemplos como los de Nefi, Lehi y “la parte más humilde del pueblo”, quienes no solo logran sobrevivir, sino que prosperan espiritualmente. ¿Cómo lo hicieron? ¿Cómo permanecieron firmes cuando su civilización comenzaba a decaer y desintegrarse? De la misma manera que cualquiera de nosotros permanece firme en la furiosa tormenta que el diablo lanza para que nos azoten, al edificar nuestras vidas sobre la roca de nuestro Redentor, el cual es Cristo, el Hijo de Dios, un fundamento sobre el cual, si los hombres edifican, no caerán.
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