1. Ascender a nuevas alturas, no importa donde estemos actualmente
El río Jordán fue el que Jesús eligió para ser bautizado allí por Juan, para “que cumplamos toda justicia” (Mateo 3:15; véase también 2 Nefi 31:5-6). ¿Será significativo el hecho de que esta sagrada ordenanza se efectuara en lo que es en realidad la corriente de agua más baja de la tierra? ¿Podría El haber elegido otro lugar que simbolizara mejor las humildes profundidades a las que descendió y de las que se elevó? Por medio del ejemplo, Él nos enseñó que, literalmente, descendió debajo de todo para levantarse por encima de todo. Sin duda, el ser bautizados según la manera de su bautismo significa que, por medio de la obediencia y el esfuerzo, también nosotros podemos subir desde las profundidades para ascender a los puntos más elevados de nuestro propio destino. (“¿Por qué Palestina?” Centro de Capacitación Misional, 11 de octubre de 1994)
2. Establecer metas para convertirnos en quien Dios quiere que seamos
Reconocemos la atrevida diferencia en esforzarse por hacer lo que hacemos, en comparación con esforzarnos para llegar a ser en quienes debemos ser.
Así nuestros objetivos son grandes y mayores. Grandes metas que relaciono con los logros temporales. Mayores metas lo relaciono con atributos de carácter personal. Las metas para hacer pueden ser incrementales; las metas del ser pueden ser monumentales. Dichos atributos de carácter merecen nuestra atención a medida que nos esforzamos por ser quienes debemos ser. ("Objetivos grandes y grandes", Rebild Festival, Dinamarca, 4 de julio de 2000)
3. Cada día trae oportunidades para decisiones eternas
El uso sabio de la libertad para tomar sus propias decisiones es crucial para su crecimiento espiritual, ahora y en la eternidad. Nunca serán demasiado jóvenes para aprender, ni demasiado viejos para cambiar. El deseo que tienen de aprender y de cambiar proviene del anhelo divinamente infundido de progresar eternamente. Cada día brinda la oportunidad de tomar decisiones para la eternidad. (“Decisiones para la eternidad” , Liahona, noviembre de 2013)
4. Acceder al poder de la Expiación cada día.
Dios es el mismo ayer, hoy y para siempre, pero nosotros no. Cada día, nuestro reto es acceder al poder de la Expiación, de manera que podamos cambiar verdaderamente, ser más como Cristo y ser merecedores del don de la exaltación y vivir eternamente con Dios, con Jesucristo y con nuestras familias. Por esos poderes, privilegios y dones del Evangelio, ¡demos gracias a Dios! (“Demos gracias a Dios”, Liahona, mayo de 2012)
5. Prepararse para estar en la presencia del Salvador
En un día futuro, se presentarán ante el Salvador; la emoción los llevará a derramar lágrimas por estar en Su santa presencia. No encontrarán palabras para agradecerle el que haya pagado por sus pecados, que les haya perdonado cualquier injusticia hacia los demás, que los sanara de los daños y las injusticias de la vida.
Le darán las gracias por fortalecerlos para hacer lo imposible, por convertir sus debilidades en fortalezas, y por hacer posible que vivan con Él y su familia para siempre. Su identidad, Su expiación y Sus atributos se volverán personales y reales para ustedes.
Pero no tienen que esperar hasta entonces. Elijan ser uno de Sus verdaderos discípulos ya; sean uno que de verdad lo ama y desea servir y liderar como Él lo hizo. (“Los profetas, el liderazgo y la ley divina”, Devocional mundial para jóvenes adultos, 8 de enero de 2017)
6. Los hombres existen para tener gozo, no sentimientos de culpa
Si les preguntara cual de los mandamientos del Señor es el mas difícil de guardar, muchos de nosotros tal vez citaríamos Mateo 5:48: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que esta en los cielos es perfecto”... Cuando comparamos nuestro desempeño personal con la norma suprema de lo que el Señor espera de nosotros, la realidad de nuestra imperfección puede resultar a veces desalentadora. Me siento muy triste por aquellos miembros de la Iglesia que, por motivo de sus defectos, permiten que la depresión les prive de la felicidad de sus vidas.
Es preciso que recordemos lo siguiente: “existen los hombres para que tengan gozo” ¡sin sentimientos de culpabilidad! (Véase 2 Nefi 2:25.) Asimismo, debemos recordar que el Señor no nos da mandamientos que sean imposibles de obedecer, sino que a veces no los comprendemos plenamente.("La Inminencia De La Perfección" , Liahona, noviembre de 1995)
7. Estudiar la vida de Cristo.
Le sugeriría que consulte la Guía para el Estudio de las Escrituras que se encuentra en la parte posterior de la Biblia y busque el encabezado "Jesucristo". Encontrará dieciocho páginas de referencias cruzadas sobre Jesucristo. No trates de leer todo de una vez. Tome un poco a la vez. Hay cincuenta y siete subtítulos. Podrían tomar un subtítulo a la semana y estudiar eso, y tendría un plan de estudios durante catorce meses. Estudie acerca de Jesucristo como el "Hijo de Dios" y lo que realmente significa, acerca de que Él es el "Ungido". Su título de "Ungido" se publicó en el idioma hebreo como "el Mesías", en el idioma griego como “el Cristo” (Dedicación del Templo de Louisville, Kentucky, sesión uno, 19 de marzo de 2000)
8. Elevarse por encima de los desafíos, no importa lo difícil que sea
Vendrán días difíciles para toda la humanidad; el pecado se está extendiendo. Pablo previó que los miembros de la Iglesia soportarían persecución (véase 2 Timoteo 3:1–13; D. y C. 112:24–26). Pedro aconsejó: “si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios en ello” (1 Pedro 4:16). Así como Jesús descendió debajo de todo a fin de ascender por encima de todas las cosas, Él espera que sigamos Su ejemplo. Atados a Su yugo, cada uno de nosotros puede superar sus desafíos, no importa cuán difíciles sean (véase Mateo 11:29–30) (“Nació Cristo Salvador”, Devocional de la Universidad Brigham Young, 10 de diciembre de 2002)
9. Perdonar nuestras fallas y seguir intentándolo
Hermanos y hermanas, hagamos todo lo que este a nuestro alcance por tratar de mejorar cada día. Cuando surjan nuestras imperfecciones, continuemos corrigiéndolas; aprendamos a perdonar los defectos en nosotros mismos así como en las personas que amamos; recibiremos consuelo y paciencia. El Señor enseñó: “No podéis aguantar ahora la presencia de Dios…; por consiguiente, continuad con paciencia hasta perfeccionaros” (D. y C. 67:13).
No debemos desalentarnos si nuestros esfuerzos mas sinceros en busca de la perfección nos parecen demasiado arduos e interminables. La perfección es inminente; llegara en su totalidad únicamente después de la resurrección y sólo por medio del Señor; esta en espera de todos los que le aman a El y guardan Sus mandamientos; abarca tronos, reinos, principados, potestades y dominios (véase D. y C. 132:19). Es el fin para el cual hemos de perseverar. ("La Inminencia De La Perfección", Liahona, noviembre de 1995)
10. Estableciendo su prioridad más alta
He aquí otra pregunta: ¿Establecerán prioridades que los ayudarán a tomar las decisiones en la vida?
No todas las decisiones que tomen serán entre lo bueno y lo malo; muchas serán entre dos buenas opciones. No todas las verdades se han creado iguales, de modo que ustedes tendrán que establecer prioridades. En su búsqueda de conocimiento, necesitan saber que la verdad más importante que puedan aprender proviene del Señor. El Salvador mismo confirmó esto en su oración intercesora a Su Padre; Él dijo: “ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado ”(Juan 17: 3). Por encima de todo lo que procuren aprender, procuren conocer a Dios, su Padre Celestial, y a Su Hijo, Jesucristo. Lleguen a conocerlos y a amarlos como yo los amo.
Hay otro importante pasaje de las Escrituras que me ha ayudado en mi vida; es éste: “…mas buscad primeramente edificar el reino de Dios, y establecer su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (TJS, Mateo 6:38 ).
Más que cualquier cosa en este mundo, ustedes querrán tomar decisiones que conduzcan al destino final y glorioso de la vida eterna. Ésa es la meta más grandiosa que Dios tiene para ustedes (véase Moisés 1:39 ; Doctrina y Convenios 14: 7). ¡Elijan la vida eterna como su mayor prioridad! (“Juventud bendita: ¿qué es lo que escogerán?” Sistema devocional de la Iglesia para jóvenes adultos, 8 de septiembre de 2013)
11. Establecer las metas de Dios como tus metas
¡Las metas de [Dios] también deben convertirse en sus metas! ("Historiadores en la Iglesia verdadera y viviente", Devocional del Departamento de Historia de la Iglesia, 30 de mayo de 2013)
12. Nada es imposible para Dios.
Para cualquier persona que lucha, sabe que puedes ser redimido. Puedes ser completo. Todo lo que Él pide es que camines, con un corazón quebrantado y un espíritu contrito, alejándote de la oscuridad hacia su luz. Él ha “soportado nuestras aflicciones y ha soportado nuestros dolores”, declaró Isaías, “y con sus heridas hemos sido sanados” (Isaías 53: 4–5), si lo buscamos de verdad.
Sigue al Buen Pastor, hermanos y hermanas, y sé una parte positiva de Su rebaño. Recuerda que Su Iglesia no pretende ser un santuario para los que no tienen pecado; Es un hospital de esperanza para aquellos que quieren mejorar. Haz lo que tengas que hacer para estar completamente en el redil. Para algunos eso significa vivir con mayor fe, creer más. Para otros significa arrepentirse. Para todos nosotros significa vivir más por los impulsos del Espíritu Santo y "seguir adelante con firmeza en Cristo, teniendo un brillo perfecto de esperanza y un amor de Dios y de todos los hombres" (2 Nefi 31:20). ). (“El amor del Señor: en el lenguaje y en la vida”, Ricks College Commencement, Ap)
Vosotros que estéis momentáneamente descorazonados, recordad que la vida no tiene como fin ser fácil. Constantemente nos enfrentamos con duras pruebas. Al tener presente que “nada hay imposible para Dios” (Lucas 1:37) ("Porque nada hay imposible para Dios", Liahona, mayo de 1988)
Fuente: ldsliving.com. Traducido al español por Dastin Cruz para mundosion.org
Fuente: ldsliving.com. Traducido al español por Dastin Cruz para mundosion.org
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