Junto con otros empleados de la iglesia y Deseret Management Corporation, se me permitió asistir a escuchar la entrevista del 26 de octubre.
El periodista y escritor argentino, el Sr. Rubin tenía muchas preguntas para el presidente Nelson.
En la entrevista hablaron sobre el crecimiento de la Iglesia en Sudamérica, el Templo de Roma, Italia, el aborto, la atracción entre personas del mismo sexo, la poligamia, la historia familiar, la autosuficiencia y la libertad religiosa. El presidente Nelson se mostró confiado con cada respuesta.
"La familia está bajo ataque y la religión está bajo ataque", declaró. "Pero confiamos en que la familia prevalecerá y la religión prevalecerá".
Sin embargo, la pregunta que más me importó fue la pregunta que el presidente Nelson eligió no responder.
"Muchas iglesias están gobernadas por hombres, con exclusión de las mujeres", dijo el Sr. Rubin. "¿Es este el caso de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días?"
"Bueno", dijo el presidente Nelson, "deberías hablar con una mujer sobre eso".
El presidente Nelson se volvió y miró a Sheri Dew, vicepresidenta ejecutiva de Deseret Management Corporation, directora general de Deseret Book Company y ex miembro de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro.
"¿Puedes ayudarme con esta respuesta sobre el papel de las mujeres en la Iglesia?", Le preguntó y entonces le indicó que se acercara a la cámara.
La hermana Dew le dijo al Sr. Rubin que le costaría mucho encontrar una iglesia donde más mujeres tuvieran más autoridad que en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
"Hay cientos de miles de mujeres, en este momento, que tienen oportunidades y expectativas legítimas de liderazgo. Como mujeres en la Iglesia enseñamos y predicamos, exponemos doctrina, servimos en misiones como misioneras proselitistas de tiempo completo y tenemos responsabilidades de liderazgo", dijo ella.
Luego agregó: "De hecho, me siento ennoblecida por ser una mujer Santo de los Últimos Días. Todas las oportunidades de crecimiento que he tenido se han producido gracias a la Iglesia ".
El presidente Nelson miró al Sr. Rubin y dijo: "Es mejor que venga de una mujer que de mí".
El Sr. Rubin estuvo de acuerdo. "Ese es un testimonio viviente", él dijo.
El mensaje fue poderoso. Cuando se les dio la oportunidad de hablar sobre las mujeres en la Iglesia, nuestro profeta no había hablado sobre la doctrina de la Iglesia o la autoridad del sacerdocio. No había hablado de su esposa ni de sus nueve hijas. Y no se basó en uno de los muchos sermones que ha pronunciado sobre las mujeres. En su lugar, llamó a una mujer a hablar por sí misma.
La invitación del presidente Nelson a la hermana Dew también me pareció una invitación para mi como mujer. La Iglesia necesita mi voz como mujer Santo de los Últimos Días. Eso es lo que sé ahora que no sabía antes de la gira del ministerial del profeta.
Nunca olvidaré la forma en que el presidente Nelson vio a la hermana Dew responder a la pregunta del señor Rubin. Era una mirada que reflejaba gratitud y confianza hacia todas las mujeres Santos de los Últimos Días.
Los mensajes del presidente Nelson a las mujeres siempre han sido profundos.
"¡Mis queridas hermanas, las necesitamos!", Dijo durante la Conferencia General de octubre de 2015. "Necesitamos de su fortaleza, su conversión, su convicción, su capacidad para dirigir, su sabiduría y sus voces." (“Una súplica a mis hermanas”).
Es un sentimiento que sé que quiere decir. La Iglesia necesita nuestras voces. Estemos listos. El presidente Nelson nos ha pedido a cada uno de nosotros que hablemos por nosotras mismas.
Fuente: Este artículo fue escrito por Sarah Jane Weaver y publicado en ldsliving.com, con el título "How President Nelson Taught Me that the Church Needs My Voice as a Latter-day Saint Woman". Traducido por Dastin Cruz para www.lds.org
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