La Revolución que viene dentro de la Iglesia

Últimamente he tenido muchas experiencias con personas en la red de internet y fuera de la red que me han llevado a creer que se avecina una revolución dentro de la Iglesia. Esta revolución no será contra los profetas y apóstoles. No será contra la historia o la doctrina. Y no socavará los principios fundamentales sobre los cuales se organizó inicialmente esta iglesia. No...esta revolución será contra la cultura... y todo lo que ella conlleva. Esta revolución será contra los que juzgan, los que odian y los que se niegan a ver más allá de su punto de vista estrecho, regurgitado, cliché. Esta revolución será una revolución del amor.

¿Recuerdan lo que estaba sucediendo en Israel en el momento en que Cristo apareció en escena? Israel había empezado a vivir su propio conjunto de leyes y tradiciones orales, o lo que llamaríamos hoy “cultura”. La “cultura” en Israel cuando Cristo apareció fue una de las culturas más críticas e hipócritas que el mundo haya tenido. Era una cultura muy aislada e inaceptable. Pero Cristo apareció y echó una red sobre todo tipo de personas. Los griegos, los romanos, los samaritanos y todas las naciones del mundo. Su red cubría hasta el peor de los pecadores arrepentidos. Las únicas personas excluidas o condenadas eran la élite no arrepentida … los “escribas, fariseos e hipócritas” que “son como los que, al beber vino, sacan el mosquito pero se tragan el camello que hay en el vino”. Fue Cristo quien trajo consigo una revolución de amor, empatía y compasión. Él construyó una cultura que se orientó hacia los humildes de corazón y se rebeló contra los que pasaron sus vidas señalando los defectos en otros. “Porque vosotros sois semejantes a los sepulcros blanqueados, que parecen hermosos en lo exterior, pero están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.” (Mateo 23). La mayor parte de Israel vivía de acuerdo con su cultura y su superstición. Esto ha sido perdición de todas las sociedades del convenio, lo que hizo que José Smith dijera: “Lo que mucha gente llama pecado no es pecado; Hago muchas cosas para derribar la superstición, y la derribaré. “(History of the Church, 4: 445 (7 de noviembre de 1841) La doctrina de esta iglesia no pierde a las personas, es la cultura y la superstición lo que ocasiona luchas innecesarias.

Me imagino un tiempo no muy lejano en el que un hombre gay, , un hombre heterosexual, un ciclista con tatuajes de cuerpo completo, una mujer que fuma, un hombre que huele a licor, una pareja recién casada que está teniendo problemas con el diezmo, un miembro recientemente rebautizado despues de haber sido excomulgado, un hombre con barba y jeans, y un ex misionero adicto a la pornografía sentados en la misma congregación juntos, que logran convivir tres horas que duran las reuniones dominicales de la iglesia (y proximamente 2 horas) sin que nadie los juzgue con miradas o palabras. Será un tiempo en el que los miembros leales multigeneracionales honrarán la frase que se encuentra en cada una de las placas que están colocadas en las capillas de nuestra iglesia: “Visitantes bienvenidos.” No el visitante sin pecado, porque Jesús dijo que “Los sanos no tienen necesidad de un medico”, (Mateo 9:12) Sino el visitante que viene con cada fragmento de debilidad que tienen. Será un tiempo en donde las familias de esa congregación reconozcan lo difícil que es que la gente ponga un pie dentro de una iglesia luego de haberse extraviado tan lejos.
Nunca olvidaré entrar en un parque de remolques de Michigan y tocar la puerta de una mujer que estaba en los registros de la iglesia pero no había estado activa desde hace 25 años. Ella tenía un esposo ahora, y un par de hijos. Todavía la recuerdo sentada en su mecedora, demacrada y llorosa nos dio la bienvenida para sentarnos junto a ella y su esposo. Se podía ver que había sido afectada por los años de consumo de drogas. Cuando le preguntamos si ella vendría a la iglesia con nosotros, nunca olvidaré su respuesta:

Nunca volveré a poner un pie en la iglesia. Me he alejado tanto. Dios no me quiere en su casa nunca más.

Rápidamente abrí Alma 36, leí algunos pasajes de un profeta que había estado en las profundidades del infierno y regresó, y luego le asegure que ella no se había “alejado demasiado.” Nos sentamos allí...cuando ella comenzó a llorar incontrolablemente. Ella había tenido una vida de pecado diferente a todo lo que había escuchado antes … y dijo enfáticamente: “DIOS NO ME QUIERE EN SU CASA NUNCA”. No es fácil que la gente que ha vivido una vida de tormento mental y angustia regrese a la iglesia debido a sus decisiones pasadas. Ellos saben que lo que han estado haciendo estaba mal. No necesitan que alguien más se los recuerde. Cuando finalmente dan ese paso hacia adelante, hay una buena posibilidad de que ese sea el sentimiento de sus corazones mientras se abren paso a través de las puertas de la capilla:

"Estoy aquí porque necesito la ayuda del Salvador... y necesito tu ayuda. Estoy aquí porque no tengo esperanza, ni felicidad, ni familia, ni amigos. Estoy aquí porque he tocado fondo, y estoy aquí porque la mano misericordiosa del Salvador me guió de esta manera a través del poder del Espíritu Santo. Estoy aquí porque la luz que está dentro de mí no ha sido extinguida por completo y espero y oro para que me ayudes a encender ese fuego y no lo apagues con tu desdén por mí".

Creo que esta revolución producirá un ambiente en el que las personas siempre se sentirá cómoda cuando entre en un edificio de la iglesia. Se sentirá como en casa. Nunca tendrán que sentirse como si tuvieran que cuidar su espalda. Nunca tendrán que preocuparse sobre lo que piense alguna hermana acerca de su vestimenta, sobre lo que piense algún hermano de que lo hayan regresado de su misión antes de tiempo. Aquellos que se han alejado de la iglesia en sus años más jóvenes se sentirán bienvenidos cuando vuelvan para sanar sus heridas. No tendrán que sufrir la indignación de los demás por decisiones pasadas ​​y por pecados que han sido perdonados... La historia pasada de una persona no significará nada para esta nueva generación de Santos. “¿Quién eres ahora?” Es lo que debemos preguntarnos. No “¿quién eras antes?”

Me pregunto si la gente miró a los Hijos de Mosíah y dijeron...“¿Quiénes creen que son? ¿Cómo pueden ser misioneros? ¿Cómo pueden representar a Cristo? ¿Cómo pueden dar consejos en la iglesia cuando eran los más viles pecadores? “Me pregunto si esos grandes misioneros tuvieron que pagar por sus pecados debido a sus contemporáneos a pesar de que esos pecados ya habían sido pagados. Debido a la capacidad de estos jóvenes arrepentidos de superar su pasado, pudieron haber sido los únicos nefitas vivos que estuvieron dispuestos y fueron capaces de tener un impacto con aquellos lamanitas. Las personas que han superado grandes desafíos en la vida o que han cometido graves errores y han estado dispuestos a hacerse lo suficientemente vulnerables para sentir empatía con los demás, son capaces de llegar a personas como los hostiles lamanitas, que creíamos que nunca los escucharían. Y todo esto gira en torno al amor. El Amor que se trasmite de persona a persona. Una mano extendida, un brazo alrededor de un hombro, o una oración ferviente en nombre de un individuo que está pasando por muchas pruebas en la vida. Nuestra cultura necesita un reinicio. Necesitamos ayudarnos unos a otros en vez de ser como los obreros quejosos en la parábola que Jesús dio sobre los obreros de la viña.

Uno de los misioneros más influyentes con los que serví durante mi misión una vez me dijo que le encantaba el olor a alcohol y tabaco en la iglesia. Decía: “Es el olor del cambio”. Hay alguien sentado en esa banca...tratando de dejar un hábito, aprendiendo de Cristo, y esperando que un amigo le ayude a superar esa adicción...y sin embargo, algunos de nosotros nos movemos al banco más lejano y al mismo tiempo decimos cosas que lo arrojan de vuelta al mundo. ¡Esto es malo! ¡Esto está mal! ¿Cómo puede la gente hacer esto o aquello? Golpear! Golpear! Golpear!. Y la vergüenza comienza de nuevo para ese alma que lucha mientras regresan a su departamento solitario.
Veo un lugar  las personas vuelven a tener grupos de estudio para proporcionar apoyo a aquellos que necesitan amigos con quienes hablar sobre las cosas que escuchan en Internet y las redes sociales. Veo un lugar donde las personas se apoyan, hacen preguntas, resuelven inquietudes y hablan honestamente sobre las cosas que les causan problemas en la vida y en la iglesia. Veo una época en que la “ministración” gire en torno al amor. Veo un momento en el que el “compañerismo” será reemplazado por “la amistad” y donde el amor puro es un motivador más fuerte que la culpa.

Creo que esta revolución producirá un pueblo que no hace una  de verificación de cosas quepuede y no puede hacer en el Día de Reposo ...  y luego obliga a otros a su propio estándar y a su lista de verificación. Creo que veremos un tiempo en que las reuniones programadas se reduzcan en un 50% y donde la eficiencia de esas reuniones se incremente en un 50%. Pasaremos menos tiempo a puertas cerradas reuniéndonos sobre todo lo que deberíamos hacer, y más tiempo ministrando a los huerfanos y a las viudas. Volveremos a la verdadera religión y eliminaremos cualquier religión programática.

Los miembros aumentarán su estudio personal de las escrituras nuevamente. Los misioneros empezarán a memorizar las escrituras nuevamente para que haya agua en su pozo. Y los llamamientos no serán vistos como ascensos donde las felicitaciones están a la orden. Cualquier forma de pompa morirá con esta revolución durante el levantamiento de la mayor generación de santos que este mundo haya visto jamás.

Espero que esta revolución suceda rápido...porque este mundo necesita amor ... y ese amor tendrá que salir de Sión.

Fuente: Artículo originalmente publicado en gregtrimble.com, titulado "The Coming Revolution Inside of Mormonism". Traducido al español por Dastin Cruz para MundoSion.org

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