¿El hombre puede comunicarse con los muertos?


Saúl y la médium

En 1 Samuel 28 leemos que Israel y los filisteos estaban preparándose para ir a la guerra entre sí. Cuando Saúl, el rey de Israel, vio el ejército de los filisteos, se llenó de temor. Desesperado por una palabra de Dios, le preguntó al Señor, pero no recibió respuesta. Esperando conseguir dirección por otro medio, Saúl dijo a sus siervos que buscaran una médium. En este punto de la historia de Israel, esto podría no haber sido una tarea fácil, porque "Saúl había arrojado de la tierra a los encantadores y adivinos" (1 Samuel 28:3). Pero, ¿por qué había hecho esto?

Fue, en realidad, un acto de obediencia a la Palabra de Dios. En Deuteronomio 18 el Señor había dicho: "Nadie entre los tuyos deberá ... servir de médium espiritista o consultar a los muertos. Cualquiera que practique estas costumbres se hará abominable al Señor" (vv. 10-12). El Señor había dicho a su pueblo también que no debían buscar médium (Lev. 19:31), que la persona que lo hiciera debía ser separada del pueblo (Levítico 20:6) y que los médium debían ser muertos también (Levítico 20:27). A pesar de todas estas prohibiciones acerca de volverse a los médium, Saúl aparentemente estaba tan desesperado por una guía que ordenó a sus siervos que buscaran uno. Lo hicieron, él se disfrazó y fue a buscarla de noche.

Si bien inicialmente dudó en practicar su arte, la médium, al no reconocer que su cliente era Saúl, terminó por acceder a convocar al profeta Samuel, que había muerto un tiempo antes. "Al ver a Samuel, la mujer pegó un grito", cuando se dio cuenta de repente que su cliente era Saúl (1 Samuel 28:12).

El mensaje de Samuel a Saúl fue a la vez trágico y profético: "El Señor te entregará a ti y a Israel en manos de los filisteos. Mañana tú y tus hijos se unirán a mí" (1 Samuel 28:19). Al pensar en estos sucesos, el autor de Crónicas escribió: "Saúl murió por haberse rebelado contra el Señor, pues en vez de consultarlo, desobedeció su palabra y buscó el consejo de una adivina" (1 Crónicas 10:13). Sea cual fuere la verdad que podemos sacar de la historia de Saúl y la médium, ciertamente no aprueba el intento del hombre de comunicarse con los muertos. [Montenegro, p. 16.]

Pero, ¿confirma esto que la comunicación luego de la muerte es realmente posible? Si bien hay algunos que han especulado que el espíritu de Samuel era en realidad un espíritu demoníaco, el texto identifica repetidamente al espíritu como Samuel (vv. 12, 14, 15, 16), y en ninguna parte siquiera da indicios de que podría ser un demonio. Por lo tanto nos vemos forzados a concluir que la comunicación después de la muerte no es intrínsicamente imposible. Pero aquí debemos tener cuidado. La posibilidad no sugiere probabilidad. El texto parece dar a entender que Dios permitió el retorno especial de Samuel a fin de pronunciar juicio contra Saúl (vv. 16-19). Y, como veremos, hay buenas razones para creer que este fue, en realidad, un suceso excepcional.

El rico y Lázaro

La historia de Jesús del rico y Lázaro (Lucas 16:19-31) sugiere claramente la inmensa improbabilidad de que los muertos se comuniquen con los vivos. Tanto el rico como Lázaro murieron. Lázaro fue "al lado de Abraham", un lugar de paraíso para los muertos justos (Lucas 16:22). El rico fue al Hades, un lugar de tormento consciente para los injustos. Si bien estaban separados por una gran sima, el rico igual podía ver y hablar con los que vivían en el paraíso. Llamó a Abraham y le pidió que Lázaro fuera enviado para advertir a sus hermanos, para que no compartieran el tormento después de morir. Pero Abraham se rehusó, diciendo que si no querían escuchar la Palabra de Dios tampoco escucharían si alguien se levantara de los muertos.
Pero, ¿por qué no fue el rico simplemente a advertir a sus hermanos él mismo? Después de todo, si fuera sencillamente cuestión de que los muertos se comuniquen con los vivos, ¿entonces por qué el rico pidió que Lázaro fuera enviado a advertir a sus hermanos? Aparentemente el rico no podía advertir a sus hermanos. No podía escapar de su lugar de castigo para hacerlo.

Pero, entonces, ¿no sería imposible también para Lázaro advertirles? No necesariamente. Si bien parece un acontecimiento excepcional, parece que Dios permite a los justos en ocasiones comunicarse con los que todavía están vivos en la tierra. El Antiguo Testamento registra la aparición de Samuel ante Saúl (1 Samuel 28), y el Nuevo Testamento relata la aparición de Elías y Moisés ante Jesús y algunos de sus discípulos en el Monte de la Transfiguración (Mateo 17). No obstante, la evidencia bíblica indica que la comunicación luego de la muerte es sumamente rara. Pero la Biblia permite otra posibilidad: a saber, que los espíritus que se comunican con ellos no sean humanos, sino demoníacos.

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