Asesinatos y crimenes en la Biblia



La Critica:

Dentro de nuestra sociedad, cuando uno habla de moral y de sabiduría, uno de los primeros libros que se vienen a la mente es la Biblia. Usualmente se piensa en la Biblia como un libro lleno de moral absoluta, justicia, amor y enseñanzas sin igual. Sin embargo, cuando uno se aventura a leer la Biblia al detalle y más ampliamente, sin limitarse a lo que los sacerdotes o pastores nos dicen que leamos, el libro sufre una metamorfosis extrema: pasa de ser el libro de amor y sabiduría al libro de las barbaridades y la inmoralidad, o en el mejor de los casos, la falsa moral.Por ejemplo, en Éxodo 32:25-34; Números 25: 4-11;Números 31: 14-18; Deuteronomio 2: 31-34; Deuteronomio 3: 2-6; Deuteronomio 13: 15-19; Josué 6: 17;Josué 8:1-2, 24-27; Josué 10: 28-40; Josué 11: 10-15; podemos ver una muestra de la actitud inmisericorde y vanidosa de Dios

La Respuesta:

Resulta escalofriante la lectura de textos del Antiguo Testamento que narran con absoluta crueldad y frialdad las matanzas sangrientas de pueblos enteros (Sam. 15 y 16), incluyendo mujeres, niños, incluso los animales. Completos genocidios, fruto de la obediencia del pueblo hebreo a un mandato divino. Muchos cristianos hoy, todavía se acercan a las Escrituras, concretamente al Antiguo Testamento desde una visión marcionita de Dios . A mediados del siglo II aparece el movimiento marcionita, iniciado por Marción. Natural de Ponto, es hijo de un obispo y fue educado en la fe cristiana. En el año 139 viaja a Roma donde comenzó a exponer sus opiniones y enseñanzas. Sobre el año 144, tras reunir a un grupo de seguidores, se separa de la iglesia formando una iglesia a parte. Él afirmaba que el Dios del Antiguo Testamento y de los judíos era un dios malo, un Demiurgos , ya que un mundo lleno de sufrimiento y crueldad solo puede ser obra de un ser malvado y no de un Dios bueno, el Dios del Antiguo Testamento y de los judíos por tanto era un dios malo. Al hacer una lectura correcta de los textos del Antiguo Testamento, desde nuestra condición de cristianos, debemos evitar caer en una idea marcionita acerca de Dios.

Norman Gottwald (no SUD) tras sus estudios sociológicos sobre la historia de Israel, señala que para que este pueblo sobreviviese y nos dejase documentación histórica, era necesario que recurriese a la guerra y a ciertos episodios de genocidio selectivo.

A pesar de confiar en la salvación que proviene de Dios, esta fe debía acompañarse de las acciones bélicas exigidas por el momento, ya que lo contrario hubiese desembocado en la desaparición del pueblo judío como etnia y también como “religión”, se hubiese extinguido la luz que debía alumbrar a las naciones.

Las circunstancias en las que Israel se establece como nación, como pueblo de Dios, fueron tan frágiles que Dios tuvo que tomar medidas extremas para asegurar su supervivencia. A pesar de que la guerra es siempre cruel, llena de horror y muerte, en un mundo sumido en el pecado, la degradación moral, el carácter despiadado de los pueblos y la violencia de aquel tiempo, hicieron que solo fuese posible la entrada de Israel en Canaan mediante el derramamiento de sangre.

Dios se revela irrumpiendo en la historia humana aceptando las consecuencias de esa decisión. Que en el caso de establecer la identidad de Israel como nación santa, apartada, incluyó el exterminio de un pueblo como el cananeo. La preservación de Israel era fundamental para el bien de las naciones ya que era el portador de la Palabra de Dios y de la simiente mesiánica (Gen.49:8,10; 2Sam.7; 23:1-7).

Solo en esta ocasión es Dios quien para proteger al pueblo de la promesa actuó en sentido estrictamente militar como escudo y espada de Israel (Dt. 33:29; 1Cr.5:22), de ahí se deduce la idea de que estos enfrentamientos sean en realidad guerras de Dios (Ex.15:3; 1Sam.18:27) y que el botín no se tome como premio tras la victoria, sino que sea “anatema”, consagrado al Señor y por ello no podían quedarse con nada.

Sin embargo estas circunstancias históricas han cambiado radicalmente, es más, ya en los tiempos de dominación del Imperio Romano en el que le tocó vivir a Jesús, la guerra y la violencia dejaron de ser instrumentos necesarios para el avance del plan de Dios para su pueblo.



En el Nuevo Testamento, Dios muestra un Jesús corrigiendo la falsa impresión dejada en el pasado debido a las exigencias históricas particulares e irrepetibles del nacimiento de Israel como nación santa en Canaan. Dios nunca más actúa ni permite una matanza, sino que los discípulos de Jesús, el pueblo de Dios, tomarán su cruz cada día y sufrirán ellos mismos antes de hacer sufrir al prójimo.

Es posible sin embargo que la explicación radique en que esta distorsión del Dios del Antiguo Testamento se deba simplemente a que los mismos autores del Antiguo Testamento no tenían una idea clara o acertada de cómo era YHWH en realidad. En aquel momento histórico la revelación que Dios había dado sobre sí mismo no era completa, es más era hasta tal punto tan escasa e incompleta que podría entenderse desde nuestra visión hoy como errónea y tachar el concepto incompleto de entonces como equivocado. Con esta teoría no se pretende poner en duda la inspiración de estos textos, sino admitir que el Antiguo Testamento no comprende íntegramente por sí solo toda la revelación de Dios y que aunque inspirado el Antiguo Testamento está incompleto y por ello en algunos casos puede considerarse que puede llevar a confusión o engaño, que se evidencia en la multitud de cuestiones que Jesús debe corregir por las concepciones erróneas que los estudiosos de la Torá se habían formado de Dios. Este es un argumento importante a tener en cuenta en cuanto a la clave hermenéutica de lectura para entender los episodios de violencia en el Antiguo Testamento.

Por tanto en la Biblia muchas veces llamamos violencia a lo que en realidad es un reflejo de nuestro propio comportamiento violento. Es importante recordar que (como relata Génesis 9) el hombre se había vuelto violento y es Dios quien actúa poniendo un límite a esa violencia por medio de la ley (con determinados pueblos no acabar con la vida de todos los habitantes sino solo de los hombres, dejando con vida a mujeres y niños Dt.20:13, no apropiarse de los tesoros de las ciudades conquistadas Jos.6:18, respetar los pactos o alianzas Jos 17:25, la famosa ley del Talión que se da no para justificar la violencia, sino para poner límites y acotar la sed de venganza desmesurada que hay en el corazón del hombre).

Aunque parece un poco complicado es vital no perder de vista lo que hay detrás de estos textos, en ellos se puede ver el deseo de contrarrestar mediante la ley, una violencia que se vivía libremente como algo natural en aquel momento histórico.Con el establecimiento de estas leyes al parecer violentas, en realidad lo que se hace es contrarrestar una violencia que sería aún peor, la ausencia de toda ley (en la que se encontró en el pasado la humanidad y por la que Dios envío el diluvio: ´´Y la tierra se había corrompido delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.`` Génesis 6:11.

En este punto se defiende una posible explicación que remontándose al origen de la humanidad y a la caída, enseña que la ley permite una forma concreta de violencia con el fin claro de contrarrestar a la violencia y el caos en mayúsculas. Obviar esta explicación podría entenderse como expresó el profeta Jeremías como querer cerrar los ojos a una realidad escabrosa pero cierta: “Y curan a la ligera el quebranto de mi pueblo, diciendo: ´Paz, paz, pero no hay paz.` Jer.6:14.

El mal proviene del hombre, es usado por Dios y será erradicado en un final escatológico. Los hijos de Israel repetidamente ´hicieron lo malo` y sufrieron las consecuencias (Jue.2:11; 1 R.1:6). Dios está en contra del mal, pero su existencia constituye a menudo una piedra de tropiezo en algunos a la hora de creer en un Dios de amor.

Otra teoría es la que defiende que el origen de los episodios violentos del Antiguo Testamento tienen su base en la violencia sacrificial sangrienta que vivían los pueblos como el cananeo que seguían a ídolos y dioses falsos. La contaminación de Israel con estas religiones les lleva a ejercer una violencia propia que imputan a Dios.

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